domingo, mayo 07, 2006

El mundo de Beakman

Estoy en medio de una casa cerca de la playa. Parece un pequeño pueblo costero. Siempre el mar. Es mediodía y debe de ser verano; cae una luz cenital aplomada sobre la gente vestida con ropa ligera. Hay un callejón en la parte de atrás, con casas de una y dos plantas. Son construcciones antiguas, improvisadas. Juraría que es una tienda. A mi lado están Terio, Pepe y Langa. Me dejan al cargo de todo y suben a una furgoneta blanca, parece una renault cuatro, del setenta y seis. Caben apretados en su interior.

— Cuídalo todo bien que ahora volvemos.
— Vale.

Ahí afuera están jugando al fútbol con una piedra del tamaño de un balón. Es una roca irregular del color de los gatos, entre gris y pardo. Los chicos la golpean con ímpetu desplazándola de un lado a otro. Percibo el dolor en cada patada. Están levantando una polvareda en la calle de tierra tostada. Una nube ocre irrespirable. Entro en una habitación y me acuesto sobre cama sombría. Está fresca, en penumbra, silenciosa. Me dejo arrastrar por un tedio perezoso, pesado. Llega Luigi, viene a sacarme de mi estado catatónico:

— Xavi, me voy a Alba. Hay un barco esperando y tengo que navegar.
— Vale.

Observo como se aleja. Se desvanece. Sueño que estoy soñando. Una mujer me vuelve a despertar. Sale humo de la casa. la casa se está quemando y yo tenía que cuidar de ella. Me dormí. Consigo levantarme con la angustia secándome la garganta. Salgo a la calle y observo la casa desde el exterior. Delante, como una especia de entresuelo y a la altura de mi cabeza, una luna de cristal con los marcos de madera ennegrecidos por calor. Ha reventado todo y en el interior veo zapatos humeantes en los estantes y botellas quemadas. Una chica con un vestido vaporoso se acerca, rozándome ligeramente con su pezón. No la conozco. Siento a la vez culpa y deseo.

— Otra vez te has quedado dormido y no me despertaste Xavito!

Doy media vuelta en la cama y miro el reloj. Marca las seis y cincuenta y uno. Verito se levanta dándome la espalda. Demasiado tarde. Volverá a ser el señor Beakman.


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