lunes, julio 31, 2006

El hombre araña

Anoche se escapó balbuceante cuando la conversación estaba en su punto más álgido, escuchando sin ver bucles interminables de la Educación de las Hadas en el portátil estufa. Y allí quedó todo, loco resorte, frenesí desacompasado; una miriada universal incompleta. Falsa alarma, gritaban alarmados. Falsa alarma, es un ensayo general. Una parodia genética. Coro de chicharras histéricas que gimen en el jardín de las Yucas. Que no se lleven todo los gusanos y Hacienda.

-A las seis y media me sacás de la cama Xavito, que tengo que planchar los pijamas azul presidio de la Multi.
-Tranquila que soy reloj atómico. Pero ¿tú sabes planchar criatura?
-¡Clar! No veus que soc dona, i les dones planchem.
-¡Ah! Sos tan inteligente. Saps fer de tot.

A las seis de la mañana aulló el aparato que tenemos sintonizado con alguna emisora mal sintonizada con un volumen mal regulado y que nos arranca del sueño disparando la conciencia errante hacia la fresca realidad de la habitación. A esta hora la claridad meridiana aflora desde el ventanal abierto; apagamos el chisme chillón y volvemos a regocijarnos otros treinta cortos instantes, disfrutando de la tibia sensación de nuestros cuerpos separados. Somos microondas radiactivos, juntos pero no pegados, el yin y el yan; los pies en la cabeza y los tobillos en las pestañas; un sesentainueve perfecto a distancia magnética. Demasiado cerca, demasiado calor; demasiado lejos, demasiado fresco. A una micra de una micra. Milímetros.

A la media volvió a cantar la gallina, pero esta vez con la voz afinada. Yo, que estoy de vacaciones liberé a la bella durmiente de su pesado sueño, encarrilando su duermevela hacia la tabla y la plancha. La he visto avanzando a paso de Via Crucis, como tranvía de faros apagados a lo largo del pasillo, desde la habitación de los trastos hasta el comedor abrazada a sus juguetes igual que a un osito de trapo. Llené el depósito de agua para el vapor y la dejé maniobrar vigilando que no se electrocutara mientras paseaba el instrumento por encima de la ropa recién lavada.

Se largó tiesa y lisa como un pincel y vestida de sonámbula para el laburo en el Grau, de siete y media a una y media y de tres a seis de lunes a viernes; eso sin contar las veces que no para a comer porque se le acumula la faena.

Me preparé un café con leche y salí a tumbarme al rojo para leer Ulises, concentrado y armado con los diccionarios de la Real a ver si podía entender algo con lo corto que soy. Ya llevo trescientas páginas y estoy in albis. Hoy es mi día –me dije resuelto-. A esto de las siete y poco apareció la Paqui, mi vecina muda, para bajar los toldos, en el momento exacto en que tomaba posesión de mi poltrona lectora. Con el objeto de no violentarla escondí mi rostro detrás del séptimo capítulo y la dejé hacer. Toca limpieza de barandilla. Y como la tengo a tiro de piedra, ni a diez metros es que parece que está bayeteando la mía. Y aunque me tape algo entreveo. Se me acuclilla delante, con ese cuerpo de saltamontes, ligero, maduro y desprovisto de curvas y esas piernas de adolescente histérica y nerviosa acostumbradas al movimiento contínuo. Arriba y abajo, listón de aluminio pulido con delicadeza y rotundidad. Uno y otro, como una masturbación de soportes de lo más erótico. Que le vamos a hacer. Por lo menos habrá cien. Y venga y dale y venga y dale sin parar, a buen ritmo. Ahí estamos, en seguida imagino que soy un hombre araña y de un salto cubro el reducido vacio que nos separa para sacarle esa tara que la retroalimenta, esa invalidez traqueal que la imposibilita de pronunciar sonidos y saludos. Imagino un polvo loco sobre la misma baranda mientras repasa con ímpetu sacando hasta la última mota de polvo.

Trá, trá, trá,
cuatro paquetes de ná
que tengo el chocho escosío de tanto follá,
follá, follá.


Tarzán enculando a la mona Chita en lo alto del eucalipto.Tal vez así, con la confianza que otorga el saberse cubierta y descubierta en la intimidad, pueda emitir algún gruñido a modo de saludo cuando por ventura nos crucemos en la calle. A ver si ese pelo hirsuto de escoba vieja se le pone lacio y se le ablanda esa carne de gallina corredora y amolla alguna sonrisita. En el fondo de su alma de sirena varada pide a gritos que le tapen los tres agujeros igual que Teodora la mujer de Justiniano que no tenía suficiente con esos y anhelaba un cuarto entre las tetas para completar su delirio.


-Hola Paqui, que tal. ¿Cómo os va el verano?
-Muy bien queridos vecinos. Una maravilla. A ver si un día quedamos para comer.
-Cuando quieras Paqui. Ya sabes que no ensuciamos mucho. ¿El retrovisor bien?
-Escaldado y contento. Sois divinos.
-Ja ho sabem.

Mi primer lunes de vacaciones y no noto nada raro. Solo que me duele más la pierna. Esto de vivir en un hotel todo el año es tremendo. Cuando se acabe este agosto y tengamos que hacer las maletas para irnos a casa. Que triste volver con las colas a la ciudad gris. Publicaré mi post y a ver si puedo tomar el baño. Después buscaré algún blog por la red que me guste para añadirlo entre mis invitados que últimamente se estan cayendo casi todos. A ver si hay alguién que me cuenta sus cosas y habla de si mismo con talento. Ostia. Que ni los de la herzegovina, que resulta que han estado en el FIB y no cuentan detalles de sus aventuras personales que es lo que me interesa, los detalles pequeños. O el Orsai que me ha desaparecido del mapa.

Ja veurem. Demà mes.

domingo, julio 30, 2006

A las nueve son las trece

Los sonidos ayudan a componer las imágenes fijando los datos que la memoria archiva entre los pliegues glasofonados de nuestro cerebro de primate. Hoy domingo a las ocho de la mañana, dentro del huevo de mi cascarón craneal rebotan poseidas por el timbre serio y centenario, las cuatro campanas de la iglesia de mi pueblo llamando a los fieles para la misa Primera. El canto metálico del minarete cuadrilongo, con el golpe agudo de la pequeña sin bautizar, orientada al sur y enfilada con mi casa, la Santa Bárbara, El Sants de la Pedra y la gran Santa María de la fachada, a la que veía el rabo y la corona de perfíl cuando daba vueltas, al principio perezosa para adquirir pasados los primeros giros lentos, con la inercia, un ritmo poderoso de barítono. Tengo la capacidad de reproducir en la mente el tañído de esas notas armónicas escupidas al chocar el badajo oxidado contra el viejo y verdoso bronce, con ese ritmo sincopado de cadencia dual. Seguramente mi amigo siquiatra técnico de cabecera, diagnosticaría esta alucinante experiencia sensorial y mística como sicopatía de caracter leve. No sabe todavía que soy capaz de autoprogramar en el interior cavernoso de mi maraña neuronal la música alegre y excitante del toque que anunciaba el final de las ceremonias religiosas y que se repetía también durante la celebración de los actos festivos. Llevo asociado ese ruido hermoso a la consecución de acontecimientos de carácter feliz, al igual que me produce una inmensa alegría si escucho alguna traca suelta y los explosivos acordes de algún castillo de fuegos artificiales en la lejanía; si suenan cerca es excitación inmediata y ganas de jolgorio. Tal vez tenga que ver el hecho de que geográficamente soy catalán del sur y valenciano de norte. En cualquier caso esto no tiene demasiada importancia porque dentro de unos años dejaré simplemente de ser para pasar a ser de ningún lugar en concreto. Al final todos juntos, los de aquí y los de allá nos largaremos a la mierda más infinita y absoluta.

Las mañanas del séptimo día en verano también devuelven intactos, desde los escondrijos de la memoria, otros cantos, sonidos de banda de pueblo que hoy suenan a película de Fellini y Kusturica pero que llevo disfrutando desde la infancia más profunda. El pasacalle de las siete de la mañana interpretando la Salve, una retahíla de voces femenínas, sopranos con timbre de codorniz mezcladas en la tibia luz de junio con otras gruesas tenoras nacidas de la devoción, arropado el coro nómada por un trombón de varas, un saxo, una tuba y un clarinete que endulzaba anunciando el despertar soleado hacia un día repleto de juego y diversión.

Para mi costra pensadora esos ruidos arreglados en la partitura con negritas, semifusas y compases de dos por cuatro en clave de sol, eran simplemente preludios de un futuro inmediato cargado de ilusión.

Ayer tuvimos en casa a nuestros dos hijos adoptivos. Por el día al Jovi, que vino medio engañado pensando que lo íbamos a remojar como la última vez. Gato en bañera. Se llevó la bajarí, las partituras de Sabina y su toalla, con las tareas cumplidas y el bañador enfundado. Pero como me encontraba un poco aturdido por una jaqueca insidiosa, no fuimos a la playa con la solana que estaba cayendo. Nos quedamos tomando el fresco en la terraza, preparando pasteles en la cocina y jugando a escuchar música tocando la guitarra acompañando al deuvedé de Bebo y el Cigala. Preparé una crema de calabacín, una carabassuá, con la receta de mi cuñado Rober, con una monumental cucurbitácea verde pálido que mi madre dejó aparcada en la nevera la semana pasada, ocho porciones de caseríos, aceite de oliva y sal; Verito hirvió pechugas de pollo de dos bandejas para preparar unas empanadas de ave con pasta de hojaldre. El hijo, que es de carne magra, tomó una cucharada del verde eso sí, aderezó su taza con varios pedazos de salami –para darle consistencia y sabor- dijo el gañán. Acabó con las pastas y después se acostó al estilo conejo después de un polvo, con las gafas de sol encajadas, a dormir una siesta memorable de casi tres horas. Él se coloca los anteojos para que pensemos que está cavilando maldades y travesuras, pero ya la tenemos calado y duerme colgado de otra galaxia como un oso polar en febrero.

Los hijos traen lo que traen y cuando se hacen mayores enseñan a los padres y les joden con sus reprobaciones didácticas. Nos cagó la tetera que compramos de latón del árabe, los vasos barnizados con baño de oro y los suelos de papel de aluminio con el que cocinamos sobre la bandeja en el horno para no ensuciarla. Todos estos enseres al parecer con las altas temperaturas sueltan no se qué elementos de metales tóxicos que te los tragas y van a la sangre y te mueres intoxicado y lleno de veneno como un minero ruso del carbón. Compraremos una de aluminio como aconsejó él, pero si también el aluminio desprende esto no está claro. Tendré que buscarlo en internet que no me termino de fiar del xiquet este.

Ya de noche vino de visita nuestro segundo hijo, el Marcialín, que como siempre llegó cargado de viandas para parar un tren. La Violeta, su madre, arrasó un supermercado y con el botín acabó por desbordar nuestra pequeña despensa. Ahora tenemos insumos para sobrevivir un més sin salir de casa. Bueno solo faltaría agua, que con las prisas y el atolondramiento el otro día cacé al vuelo seis botellas de litro y medio de agua gasificada y que estoy bebiendo como loco a ver si me la acabo de una vez. Línea roja gas; sin rojo, natural, Xavito. Pretendí llenar el depósito de la cafetera con ese líquido lleno de bubujitas pero Verito me lo impidió taxativamente con palabras agrias.

-Aixó no Xavito. Eixa aigua no se fica en la cafetera que te la carregaràs.
-¿Li fique aigua del grifo?
-Val, pero no te acostumes que ho plenaràs de cal y val molts diners.

Fuimos a tomar el baño entre hijo e hijo para rebajar la temperatura corporal y cenamos en la tranquilidad de la noche caliente los tres, con una agradable conversación llena de interesantes revelaciones. Me gusta compartir ideas con amigos que saben escuchar.

Hemos conversado con Karinita, la prima de Verito desde Argentina, que estaba por acostarse y le hemos enseñado la casa por el messenger con la videocámara y ella nos mostró sus botas de ante a lo Billie Holliday. Le ha gustado lo que vió. La queremos mucho.

Ahora tengo a la Verito fastidiosa dando por el culo y nos vamos a la playa a ver si se calma. Esta mañana se ha levantado a las nueve en punto, raro en ella.

-Xavito, ¡no hay nadie en la playa!
-Normal, que quieres a esta hora.
-¿Cómo es posible que a la una esté tan vacío?
-Es que son las nueve de la mañana.
-Pues en el despertador daban las nueve. ¡Ostia!

Y ahora la tengo así revolucionada despatarrada sobre la tumbona roja. A ver si la canso y se relaja.

viernes, julio 28, 2006

Teleco Chileno

Polígono industrial Belcaire, 15:10 horas. Apago la corriente de mi G5 y de su gemelo que utilizamos como editor con Final Cut. Dejo sin energía los dos G4 y la workstation de IBM. Desconecto el Fiery de la impresora digital Kónica-Minolta, los servidores del plotter de gran formato Kodak y el viejo Quadra que realiza las funciones de cerebro para el veterano escaner de Scitex con bancada plana. Quitamos de la red por último los equipos que dirigen los procesos de filmación y las tareas administrativas del Media Pro. Tan solo se queda conectado el router con el trasto para los correos despistados que Emili, nuestro enorme técnico informático instaló esta misma mañana. Es tan grande que he intentado obsequiarle con una de nuestras remeras de promoción y no tenía ninguna de su talla. Aunque está un poco más delgado de tanto follar –eso le he soltado yo- sigue presentando un cuerpo de volumen megalítico y no le viene de gusto acoplarse una talla L, que es lo que demandan los cánones de la nueva estética masculina. Entre panza cervecera, pecho potente, barba tupida de cana cenicienta con pelo modelado a la coleta de caballo, está hecho todo un medieval. Encima lleva colgado el pinganillo al pecho con un clip y la Palm en el bolsillo. Galáctico músico soplador de la dulzaina.

No sé como derivan los tiempos pero años atras me calzaba una XL y entraba justito; hoy la medida inferior me cuelga insultante. Mi hermano Rubén ya me avisó que para él una S, que quiere marcar lorzas cachazudas a ver si coge alguna criatura y la engaña con el cuento del cuerpo danone. Él se mantiene entre plantaciones caseras de Marijuana que se las fuma enteras y farras de absenta compartidas entre colegas alternativos. Su figura estilizada no aumenta de grosor y presenta un perfil límpio como el filo de una navaja. Hoy le invito a una fiesta con cena y resulta –como siempre- que tiene entradas para ver al Leo Bassi aquí en Benicassim y después a ver si liga. No para quieto, así no engordará, porque mujeres –hasta donde sé- no pilla demasiado. Según él todas quieren matrimonio antes de abrise de piernas y comerle el rabo, y atraviesa el desierto de la incertidumbre sexual sin saber bien a qué atenerse. Si hay penetración mal, si no la hay peor.

En la empresa sigo con la rutina diaria desconectando los cuatro aparatos de aire acondicionado, bajo las persianas venecianas y les muevo las lamas para que no entre la luz del sol en la tarde, apago las luces, cierro la puerta, salgo a la recepción y paso la tarjeta de control horario. Desciendo las escaleras que llevan al sistema de alarma y la conecto. Pip...pip...pip...piiiiiiiiiiiiiip...! Cierro la puerta de la calle con la llave y después la cancela exterior. Doy una mirada a la fachada y subo al coche que ya está otra vez cubierto de mierda y con la goma de las escobillas del parabrisas tirada en el suelo a los pies del asiento del copiloto que ayer se me quedaron pegadas al cristal cuando intenté limpiar el barro que se quedó impregnado con las cuatro gotas de lluvia que cayeron. Me descalzo de las alpargatas, coloco los pies sobre las palancas y le doy a la llave de arranque.

Accedí a la carretera AP7 por la entrada de La Vall desde el desvío de Almenara-Xilxes, subo a la rotonda y rápidamente pongo el Alfa a 120 con el aire funcionando a todo trapo y la música en la radio de Flaixbac sonando en el interior de la berlina. Paso delante de Nules y me dirijo a Castellón por la autovía pasando por Betxí. Tengo el mar a mi derecha y el sol medio de frente deslumbrándome a través del sucio cristal delantero. Dejo la Muntanyeta de Sant Antoni con el restaurant y sigo hacia Vilareal por el oeste. Paso la Rambla y la rotonda que une esta ciudad con Onda. La salida de Castellón Sur se queda atrás y enfilo hacia Borriol y La Pobla Tornesa. Próximo rótulo Benicassim-Tarragona dejando la autovía, por el carril de deceleración a la derecha, rampa, rotonda y dirección al Sur. Nueva circunvalación y ya me encamino a mi ciudad con una ruta de solo dos carriles, uno por sentido. Rodeado por camiones, autobuses y conductores excitados marcho a 100 sin prisas. Al fondo tengo Castellón, detrás el Grau con el Puerto y un poco más adelante las primeras edificaciones de la Playa. Termino una larga curva y viene el cruce con los que salen de la ciudad dirección norte. Intersección de lunáticos frenéticos por arribar a casa. Un autobús blanco con placa de Granada me adelanta junto a otros dos autos, una furgoneta y un gran trailer en un tramo sin visibilidad. La locura se vende en los estancos a precio de saldo. Ya llego al parque de Aquarama con el puente metálico rojo que atraviesa la carretera. Me desvío a la derecha hacia Kassim y el Orange. Subo y bajo el puente que cruza la antigua via de ferrocarril hasta pasar delante del hotel y paro en el semáforo de la Avenida. A la izquierda dos calles y el carrer Eivissa a la derecha. Al final de la calle, el mar y un edificio salmón con los toldos naranja con pinos asomando. Mi casa. Aparco el auto y subo al apartamento. Cinco pisos.

Playa del Terrers, 15:40. Entro en casa y me saco los pantalones y las zapatillas. Salgo a la terraza y me siento en la tumbona para ver el mar azul intenso con brillos de metal.

-YA ESTOY DE VACACIONEEEEEEESSSSSSSS!!!
-..iesaaaaaaaaaaaaaaaannngggg!!!!!
-...iupiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!...
-...iujujuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuiiiii!!!!!!


Y después para redondear la jugada, resulta que llama por el teléfono el chico de Teleco, la filial de Telefónica que viene a instalarnos el ADSL. Un chico chileno que encima me regala esto. Bueno. Magnífico. Ahora colgaremos videitos y pondremos la web cam, así que ya podeis colgaros a cotillear. Bienvenidos al mundo de Mr Beakman y la señorita Pepis.

jueves, julio 27, 2006

¿Quién se comió la masita?

Estaba cantado lo de la comida. Hasta el novio de doñainés, ignorante de las causas exclamó con un pié sobre el escalón de la entrada:

-Como sois jóvenes no habeis aprendido todavía a disfrutar de las cosas buenas de la vida. Cuando se sale de fiesta y se celebra una comida, se va de fiesta y se celebra una comida, y no se vuelve al trabajo después.

Nos ha visto tan desordenados y con la cara de circunstancias, sin querer probar ni el vino, excepto cuatro gotas cuatro convidados, que ni una botella de tinto para diez y sobrando un poso. Faltaban veinte minutos para dar las seis cuando salimos del restaurante Marblau. De allí Mateu, Carlos, Ana y yo a trabajar, o dicho de otra manera, a tocarnos los huevos porque de producir alguna cosa decente a esa hora nada. Torrados y con el cuerpo desganado hemos cumplido las ordenanzas según el reglamento y para de contar. Como diría mi padre:

-de forment, ni un grà.

No estoy enojado con esta decisión, simplemente molesto con la manera injusta de plantear esta despedida de vacaciones. Es una lástima y lo siento por mis compañeros, los que se han quedado a trabajar, que los pobres no dicen ni pio y me siguen sin hacer nigún reproche. Bueno. No me apetece comentar más del asunto, ni tampoco describir las viandas de Jesús porque verdaderamente para mi no ha resultado divertido. Mañana será otro dia.

Ahora estoy sentado en la tumbona con la colchoneta roja, con el portátil acomodado en una silla, que la batería si lo apoyo sobre el regazo me fríe de calor; en invierno es un placer pero ahora es tortura china. Cavilo sumido en la penumbra de la noche, acompañado de los pesados mosquitos y las luces que centellean arriba en los apartamentos y abajo en la calle. Llegan hasta mi altura los sonidos que genera el verano y que llevo asociado desde siempre a la estación. Voces de niños energéticos mezclados con el eco cruzado de los televisores y el ruido de los vehículos que transitan por la avenida.

Hay personas que sufren con estas músicas y rezongan con pesaroso donaire; quejas y sainetes. Para mi es la señal de que la vida corre impetuosa por las arterias de la ciudad repleta de glóbulos de colores y deseos de jugar. Toni, el compañero que lleva la administración de la empresa, decía en la comida que había comprado un piso en la playa de Moncofa en tercera fila por catorce millones –en pesetas hace tres años y que hoy vale el triple- porque allí no escuchaba estos ruidos que tanto aprecio. Precisamente –decia él- que sus suegros disponen de un apartamento en primera línea y que no le gusta ir a tan magno lugar por ese motivo. Yo que soy algo malpensado pienso que algo tendrá que ver que son los suegros. Luego seguía comentando que realmente acudía a la playa por su mujer y su hija ya que a él lo que le gusta es vivir en la montaña -exactamente en las Grutas de San José de La Vall d’Uixó que és el lugar donde se crió de niño y donde pasaba sus vacaciones estivales. Eso no lo ha dicho hoy, pero más de una vez escuché esas palabras- Para mi que tiene ganas de que pase el verano y volver a su quehacer habitual entrenando niños en la escuela de fútbol y atendiendo sus aficiones taurinas. Para rematar adjunta el motivo de que es una inversión –tenia unos ahorrilllos-y me quedo sin saber a que atenerme hecho un ovillo mental. Después de todo esa casa será utilizada como mucho durante un mes al año, o ni eso porque ya estaba preparando unas vacaciones en Disney París.

Normalmente la gente habla con premisas extrañas para dar la vuelta a las ideas y al final perder el rumbo. Es un ejemplo solamente pero sirve para visualizar el pensamiento de una gran mayoría. Así es la realidad de las cosas. Yo concretamente me derrito cuando paso por delante de los muchos apartamentos vacíos que presentan sus ventanas cerradas y sus terrazas huérfanas. O cuando observo perplejo a la gente que teniendo la inmensidad fascinante del mar delante eligen sentarse dándole la espalda, para aposentarse mirando a cualquier pared desnuda, ignorando la belleza en su estado más puro.

No sé, a lo mejor es que soy raro, y como dice un amigo de allende el océano, todos los varones somos unos putos y seguro que me comeria la masita sin rechistar.

miércoles, julio 26, 2006

Sopa fría

Mañana él ha decidido que tenemos que ir a comer al Marblau de Jesús Gor. Será jueves y la mitad de la empresa trabajará por la tarde; los otros tendrán fiesta. No sé a ciencia cierta que celebramos, si la despedida del invierno o la entrada de las vacaciones. No importa un ají, porque seguirá siendo una decisión de fontanero a las once.

Y es que con este carácter de mierda que forjé en la infancia inocente pegado a las faldas de mi madre y que hoy rige los designios del destino inmediato pastor de conductas imposibles, no sé defender las premisas que entiendo como justas y me derriban sin esfuerzo a la primera andanada. En contra siempre los débiles argumentos de víctima acosada y perro faldero que ni acierto a exponer preñado de una mínima coherencia -¿mejor congruencia?

Alguna vez gano una batallita –como la del pasado domingo con los macarras y las macarenas descerebradas de la barquichuela;– pero si esto acontece me suele causar traumas a posteriori y resulta peor el remedio que la enfermedad.

Le argumento a la Patri, encargada de gestionar el cotarro con su cliente y adulador galán de capilar dómito, que me parece injusto ir a mediodía con las prisas de la faena, para volver a trabajar una hora más tarde: porque es una mentira voceada: ni borrachos ni colgados de anfetas que a las cinco aun estamos allí; sé que los chicos de las calderas de Pedro Botero estarán disgustados cuando se enteren de que la comida no será para ellos una fiesta. Sé que preferirán emplear ese tiempo en comer empleando el menor tiempo posible para después, si se tienen que quedar y hacer horas extras, adelantar al máximo para llegar pronto a casa. Yo pienso de la misma manera.

Le comenté a Ana primero y me respondió malhumorada, aunque tiene que ir porque de alguna manera la estamos obligando a cumplir con el trámite; a Mateu se lo he dicho después y cuando se ha enterado que tiene que volver al tajo para realizar sus horas extraordinarias también se lo ha tomado mal. No dirán nada y asistirán a la comida de Canet sin rechistar pero con el ánimo torcido. Carlos es más hierático de gestos y resulta difícil descifrar los pensamientos que rondan su testa. Cada uno vela por su interés.

Pienso que lo adecuado sería que se hubiese celebrado la fiesta el viernes a mediodía como colofón y con el ánimo relajado, con buen vino y risas de fin de curso, pero resulta que Pepe viaja hacia Almería el viernes por la mañana. Total el también irá a trabajar esa tarde, me dice como quitando hierro al asunto y para dejar zanjada la discusión, por si tengo la aviesa intención de rebatir la cosa de nuevo. Y no me apetece nada hablar más de la cuenta. Cumpliré con mi responsabilidad de limpiabotas haciendo lo incorrecto ante una decisión ineluctable.

Al final va a resultar que le debemos una compensación al cliente y devolveremos las tornas en un almuerzo de boda de primos lejanos condicionado por el desequilibrio entre iguales. En fin, lamento derrochar un día en el Marblau de esa manera tan poco elegante porque me hubiera gustado despacharme a gusto con mis compañeros, con TODOS -incluído yo mismo- en un lugar tan delicioso para largarme de vacaciones cuatro semanas con un buen ágape.

Aunque quizás como soy de boca caliente la razón se aleje de mi y desparrame su contenido en el suelo como un cajón vuelto del revés. O a lo peor son las prisas de última hora las que provocan situaciones con cierto descontrol. O todo esto no revista ninguna importancia. Tomaré la sopa fría.

Otra vez será. A cagar a la via.

martes, julio 25, 2006

Post Nº Cien

Este es el post nº 100 y por eso Xavito y yo decidimos tomarnos vacaciones, pero no los dejaremos sin algún cotilleo para amenizar la jornada.
¡¡¡¡Gracias por leernos!!!!

Nuestra comunidad es bastante especial, está dirigida por un grupo de tres abuelos cancheros que deciden sin consultar a los demás, pero, todo hay que decirlo, son los primeros que corren cuando se quema una bombita de la luz o el portero eléctrico funciona mal.

La cuestión es que como aún no se han sumergido en el mundo de las computadoras y las ciberinformaciones, se comunican a través de carteles indiscutiblemente graciosos e imperativos que mi Xavito a decidido retratar porque merecen un post expresamente dedicada al comando “Abuelos en pro del orden”. Con ustedes, la muestra contundente.


lunes, julio 24, 2006

Los piratas del Caribe

Xavito tiene miedo. Miedo por haber hecho lo justo, miren si es injusto ese miedo. Por suerte parece que aún hay justicia en algunas oportunidades. Ayer presenciamos una.

Llegamos a nuestra playa casi privada, dispuestos a darnos el baño de rigor de las calurosas mañanas benicenses, mi bañador de nadadora que cubre todo lo que no deseo mostrar, zapatillas aptas para pisar los cantorodados de nuestra playa y toallón al hombro. Xavito con short de baño, no recuerdo si era el verde, el rojo o el amarillo, elemento secante sobre sus clavículas y el accesorio a lo Tom Sawyer, sombrero de paja con la copa agrandada que le dá un toque gracioso y no menos hortera a su personalidad. El va encantado, le gusta parecer turista en medio de lo que ya considera “su tierra”.

Estábamos junto a la orilla, nos dimos el chapuzón de bautismo diario y queríamos llegar nadando al muro donde hay una playita de arena al mejor estilo caribeño donde se ven peces de colores y la gente va con sus gafas de snorkel para curiosear la fauna marina, cuando vimos una lancha a motor apoltronada oronda en medio del espacio que la gente tiene para nadar, destilando combustible impune y vanidosa. Dentro, cuatro personajes que no llamaré peculiares porque rondaban lo vulgar, bacilando su espíritu de ocio, sabiendo que perjudicaban a los demás.

Xavito puso la voz de aura para indicarles al cuarteto que no debían estar en ese sitio anclados y casi con la paella puesta. Yo me sumé y así cada uno de los que se estaban bañando, incluso los niños les pedían que se retiraran. Ellos con un tono burlón y chulesco nos preguntaban si molestaban, a continuación decidieron sacar una sombrilla y los remos, para simular ante cualquier eventualidad que el motor no lo habían utilizado. Un señor mayor, que es nadador habitual de nuestra playa junto a su esposa, se acercó para repetirle, de muy buena manera, que se fueran. La lista de insultos que se llevó el abuelo desde la boca maleducada de los marineros diabólicos es irrepetible y dolorosa, con lo que decidí salir del agua y caminar hasta el socorrista para solicitarle que los sacaran de allí, ya no solo por el peligro y la contaminación, sino por alterar la paz gloriosa que se respira habitualmente.

Ellos vinieron. Uno en moto de agua, otro en un quad, pero los impunes navegantes no aceptaban reglas por las buenas. El abuelo insultado desapareció, estuvimos mucho tiempo con los dedos arrugados dentro del agua esperando que decidieran irse. De pronto, escuchamos el ruido de una lancha poderosa, vimos sus letras verde oscuro con la leyenda GUARDIA CIVIL, es decir, los putos amos, que se detuvieron a 200 metros de la zona bañista y a través de un megáfono soltaron la victoriosa frase:

- Levante la línea de fondeo y salga inmediatamente de ahí.

En ese momento un aplauso unánime surgió desde la playa hacia el mar, emocionante, se olía a justicia. Ellos agarraron los remos y nos hicieron partícipes de la escena más ridícula de la que podían ser protagonistas. Cortes de manga, impotencia, la barca destilaba odio. Seguidamente, la segunda frase inesperada:

-Vamos a proceder a identificarlos.

Vimos como nuestros héroes les pedían todos los papeles habidos y por haber, suponemos que alguna multa les habrá caído.

Xavito y yo, victoriosos, decidimos partir a nuestra casa. Cuando dispusimos nuestros cuerpos en la terraza, vimos como la lancha volvió y nos pareció que llegaban a buscar a un amigo olvidado en la playa, pero no, uno de ellos se había tirado al agua y me dí cuenta que buscaban pendencia, encontrar a algunos de los denunciantes y surtirles alguna trompada macarra para demostrar a las tanguitas que los acompañaban el poder de sus músculos dorados y aceitosos.

Aún, por los pasillos de casa, se huele el miedo de Xavito, el que no pasa un día sin baño marino, está esperando que publique el post para acompañarlo.

- Pero si la playa está vacía Xavito, esas personas ya no pueden hacer más ridículo del que han hecho.
- Sí, pero el blanquito parecía Brutus el de Popeye.

Mi Tom Sawyer creo que irá de tiendas, comprará una gorra discreta y un bañador de slip, se dejará la barba y no se rasurará la cabeza, para hacer un cambio de personalidad inmediato y pasar desapercibido. Pasará de ser Tom Sawyer a ser Tom Hanks en la película el náufrago. Es un cagón, me va a tocar arremangarme y llevarlo de la oreja a la playa, que al fin y al cabo es nuestra, qué joder.

domingo, julio 23, 2006

Cuando canta la cigarra

Una sombra furtiva se deslizaba silenciosa hacia el interior de la casa entre el reflejo de las luces que titilaban mortecinas sobre la línea frontal de la balconada. Apenas fue una imagen esquiva como un espíritu inquieto que exploraba nuestra casa oculto bajo el manto indefinido de la noche caliente. Verito dió un respingo sobresaltado y observé la trasfiguración de su rostro asustado, inquieta y sorprendida al mismo tiempo ante la visión de ese espectro fugaz, ladrón de ánimas, merodeando entre los bártulos desordenados de la terraza.

La cena de anoche había terminado por ser otra reunión especial donde Meryu –que ella explica pacientemente a la audiencia su correcta pronunciación, me-ri-jou en francés­– se dió cuenta de la riqueza acumulada que Marcialín atesora dentro de esa cabezota irregular de meteorito, rasurada al uno y que le confiere un cierto aire entre monje budista nepalí y eremita montaraz de Les Useres, parapetado detrás de una mirada franca cerrada con cristal de culo de vaso. También disfrutaron de su compañía Aixa la suave amiga venezolana, química en Gómez & Gómez, compañera de trabajo de Meryu y su pareja Enrique, un argentino moreno y vivaracho oriundo de la República de Corrientes que se ocupa de las obras en Foconsa, una empresa constructora de Castellón. La Paqui, mi madre, que ya lo conocia y mi hermano Nacho que por momentos se estaba partiendo de risa con las ocurrencias inteligentes de ese hombre peculiar y humilde.

La tertulia acabó sobre las tres de la madrugada y después de dejar la cocina límpia con la vajilla y los cubiertos enjuagados para ir a la cama con la conciencia tranquila descubrimos con pesar que el olor de la basura acumulada en la galería en tres enormes bolsas lilas aturdía el ambiente caldeado de los pasillos. Un pestilente y pútrido tufillo se arrastraba invisible a través del aire saturado de húmedad. Entonces decidimos bajar esos restos en pleno proceso de fermentación a los contenedores verdes de la calle, aunque el camión de recogida había pasado a las once. No era correcto pero no vimos otra solución más adecuada.

Ya en la calle dimos un corto paseo hasta la playa y una vez allí me lancé desnudo en el agua de mercurio. Invité a Verito a compartir el placer inmenso de nadar en pelota picada sintiendo el tacto del mar oscuro y cálido. Veíamos en la superficie el reflejo de la costa de Benicassim flotando a lomos de unas olas sin fuerza que se ondulaban meciendo una miriada de fragmentos metálicos. Mirando el cielo negro con el cuerpo sumergido sobre la piel morena del Mediterráneo contaba puntos en el firmamento mientras buscaba la constelación de doble uve de Casiopea hasta encontrar la Estrella Polar.

Salimos con el cuerpo refrescado y la mente lúcida por efecto del estupendo café granizado de Meryu que mantenía nuestros párpados levantados igual que persianas como si fuéramos lechuzas ratoneras. La gente del FIB andaba fumando enormes canutos de maria y bebiendo litros de cerveza caliente tirados en cualquier lado. Y entonces subiendo por la calle Eivissa vimos las sombras movíendose por la terraza.

Eran la Patri y el Alberto que habían llegado pronto del festival después de bailar todos los conciertos programados para el sábado. Él estaba tumbado en la hamaca con los pies destrozados latiendo con pulsiones como un quasar atómico que se enciende y se apaga. De sus plantas podías ver llamas de energía fluyendo hacia el exterior. Ella todavía arrastraba el impacto de las actuaciones con su gran vitalidad, hablando sin cesar mientras comentaba los detalles de una tarde noche intensa. Tenía puesta una camiseta sin mangas pop que compró de recuerdo con su amiga Laura en un puesto del recinto. Estaban felices y agotados después de doce horas de frenéticos conciertos.

Hoy es domingo y una luz cegadora invade cada rincón de casa. Hace calor y las cigarras cantan histéricas su mantra veraniego.

sábado, julio 22, 2006

Lonaroja

La Patri y el Alberto se han marchado esta tarde al FIB que actúa Morrissey, Franz Ferdinand y noséquiénmás o algoasíporunestilo. Se instalaron ayer por la tarde y lo están pasando en grande. Comer, beber, fumar y remojarse en la playa. Nos acostamos cerca de las cuatro de la madrugada con un pedito regular de cassis con brut, vino tinto y cervezas. Esta mañana nos levantamos con el sol y estuvimos holgazaneando todo el santo día. Luego esta tarde llegó mi madre y Nacho, que han venido con unas fundas rojas de loneta con tiras blancas, que mi hermana consiguió de un gitano del mercado. Se trajo una máquina de coser automática Lervia que consiguió de oferta en el Plus para arreglarnos las colchonetas para las tumbonas de la terraza que estaban rotas y quemadas por el sol. Mi hermano la elevó los cinco pisos sin temblarle el pulso. Y ahora que está cayendo la noche y la brisa refresca las paredes recalentadas prepararemos una nueva fiesta con Marcialín que anda por ahí afuera y Mery que invitó a dos amigos un venezolano y una argentina o al revés o algo parecido que llevo mal las cuentas. Hay pastas de hojaldre que trajo Marcial y café granizado de Mery.

Yo acabo de llegar de tomar mi baño de la tarde y de paso abrirle un hueco al estómago para embuchar otra pantagruélica cena. Comeremos lo que quede de los restos que preparamos para el almuerzo; una tortilla de patatas espectacular y gigantesca de doce huevos y un arroz blanco con huevo, atún y queso.

Gordon Haskell suena en el equipo con su ritmo tranquilo de melodías dulces. Encenderemos las velitas y pasaremos otra velada inolvidable entre amigos con el telón de fondo pintado de azul y el rumor lejano del festival que cruza el espacio hasta la casa.

viernes, julio 21, 2006

Las manos de mi padre

Mi padre tenía unas manos grandes. Eran duras y suaves, con dedos largos y gruesos rematados con unas perfectas uñas estilizadas color crepúsculo. Eran manos de pelotari y de cuidador de naranjo, olivo y algarrobo de secano. Eran dos recipientes mágicos y protectores a los que me agarraba de niño cuando las cosas se daban la vuelta y el temor invadia alguna parte de mi ser en las noches oscuras de invierno.

Tenía la piel tersa y seca como el cuero de una pelota valenciana, surcada por líneas que semejaban símbolos centenarios abiertos a cuchillo con el tiempo. Las utilizaba como herramienta para mantener a flote su familia arrancando malas hierbas, podando ramajes, cavando zanjas, recogiendo frutas y blandiéndolas como espadas defendiendo su terreno ante la adversidad.

Las manos de mi padre eran rudas y sabias. Él proyectaba su espíritu al rozarte con la yemas encallecidas y brillantes con el aspecto pulido de una escultura de Lorenzo Quin, mientras contaba una historia y preparaba una ensalada con tomate, sardinas de bota, un pedazo de mojama ahumado y un vaso de vino tinto. A veces preparaba, con el talento que solo dan los años con papel de fumar y tabaco en hebras, un cigarrillo enrrollado con una de sus aparatosas manoplas.

Las manos de mi padre sirvieron también en una ocasión para levantarme del suelo en una suerte de lanzamientos de saque, a petición de mi madre, en una mañana de primavera, con un movimiento abajoarriba rítmico, que aparte del dolor físico, produjeron desperfectos en el orgullo. Fue solo una caída, pero recorrí volando el estrecho pasillo de mi casa con cuatro certeros derechazos en el trasero.

Las manos de mi padre aguantaron el paso del tiempo y cuando el final estaba cercano y sentía en la nuca el aliento frío de la muerte, con el cuerpo menguante como la luna de finales de julio, recostado en la cama del hospital de La Plana, me apretaba con amor la mano entre sus dedos fuertes, lanzándome a través de los recuerdos sobre olores ácidos de mandarina y savia fresca de naranjo mezclada con serrín. Ví miedo en la mirada gris ceniza de sus tristes iris agotados. Ahora era él un niño asustado buscando amparo.

Las manos de mi papá se quedaron para atestiguar el valor del hombre que fue y ofrecerme con ternura su última protección. Luego señaló con el dedo extendido por la ventana un punto sobre los naranjales de Vilareal y dijo que quería marcharse a La Vilavella. Sé que deseaba volver.

A veces cuando como en estos dias el calor aprieta, y traspiro por cada uno de los poros con la palma húmeda y mojada, acude a la memoria el recuerdo de las manos de mi padre y un pensamiento de nostalgia atraviesa mi pecho como una lanza al rojo. Y lo echo de menos.

-¿On estàs, pare?

jueves, julio 20, 2006

Día del amigo

Es imposible enumerarlos y nominarlos, todos tienen un lugar en mi corazón. Hoy se festeja el día del amigo en Argentina, hace cuatro años, desde que estoy aquí en España, que ese día tengo un mal sabor de boca, amargo, extraño ese festejo tan esperado, donde los restaurantes están abarrotados, donde esa crisis económica no se nota, porque al que no tiene, ese amigo lo invita.
A todos mis amigos, a los del barrio, los de la clínica, los del trabajo español, mis amig@s prim@s, mi amiga tía, los de España, los del alma, mi amiga mamá, mi amigo hermano y mi amigo amor, les diré el por qué de quererlos tanto, extrañarlos, tener ganas de darles un cachete y demás sentimientos que me provocan.

Los quiero porque me enseñan, me ayudan, por su inteligencia, su ignorancia, el cariño que me dan en una noche de lágrimas, el llamado a doce mil kilómetros de distancia, la inquietud que les provoca no saber de mí, por las recetas, por la música, por enfadarse conmigo cuando se sienten impotentes ante una actitud mía, por la impotencia que me provocan cuando no puedo darles lo que necesitan o creen necesitar, por aguantarse que los mande al psicólogo cada dos por tres, por cantar conmigo aunque no tengan ganas, por quedarse a dormir en mi casa y hacerla como suya, por los libros compartidos, los mensajes, las bienvenidas, las despedidas, los mp3, por noches de guardia escuchando gritos de pacientes, por ayudarme a no sentirme diferente en un mundo de iguales, por las noches de San Juan, por el fin de año en Nueva york, las miradas cómplices, los entendimientos a distancia, por el dinero en épocas de crisis, por el apoyo con mi viejo (papi), y por todos los detalles, millones, por cierto, que hicieron y hacen que los siga considerando especiales para mí.

Sé que considerar amigo a alguien es muy difícil, que la mayoría de nosotros los contamos con los dedos de una mano, pero a veces me pienso, cuánta gente se sentirá amiga mía y yo no la cuento como tal, o de cuánta gente creo ser amiga, y el otro no me considera igual. Por eso, este saludo va por todos, porque cada uno de los que pensé al escribir este post estuvieron, están y estarán conmigo, de cualquier manera, a través de cualquier medio de comunicación brindandome eso especial por lo cuál los elegí para disfrutarlos.

Esto es un post mimoso, hoy no me salen las metáforas y las frases pensadas para que quede bonito, hoy escribo con tinta del corazón, con quiebre de garganta y congoja de emoción para todos los que quiero y admiro.

martes, julio 18, 2006

Otro bollo aparcando

Hank Chinasky se estaba follando por detrás a una jovencita libidinosa untándole el agujero del culo con mantequilla para meter su gorda polla de veinticinco y Verito me pregunta si me he enterado de que un pez despistado se ha comido una niña en la playa de Alicante, o un trozo, que no estoy seguro de las palabras exactas. Pero estoy en el otro planeta paralelo. Enseguida afloran todo tipo de pensamientos relacionados entre sí y mi mente procesa desde el oscuro hipotálamo hasta el extremo del fangoso neocortex por rutas inverosímiles conectadas con la mielina neuronal, imágenes con la música imperial y cardíaca de un noticiero prime time. Para mi sencillo esquema límbico el concepto abstracto niña, unido al verbo comer da como resultado sexo a espuertas; una fuente inagotable de líquido lechoso; un torrente de adeene fluyendo imparable por la punta de una tranca descomunal dirigida hacia el interior goloso, apretado y cálido, adentrándose imponente entre los labios carnosos de una lolita húmeda, ávida y sedienta. Así tal cual sin quitar ni añadir un punto.

Pero igual que viene se vá y mi cabeza avanza sin detenerse en dirección a quién sabe dónde para proseguir su despistado camino. Al minuto ni recuerdo el comentario y cabalgo en otros campos siguiendo diversas trayectorias. Esa escena ocurría el domingo por la mañana en el interior de mi carcasa craneal y no hubiese pasado de una mera anécdota perdida en la inmensidad de mi basurero superior a no ser que el gran Rabón destapara de nuevo el tarro a media tarde mientras tomábamos un placentero baño termal en el lago de aquí enfrente.

-¿Sabeis la noticia?
-No
-Un pez se ha comido una niña en la playa de Alicante.

Vaya, dos meses sin ver la tele y de nuevo pollas y vírgenes comiéndose los rabos con apetito voraz. Pensaba que eso si que sería una noticia y no la estupidez que escupen los telediarios y los canales de información. Nos educan igual que pelotudos imbéciles y picamos con soltura. Imaginé el texto redactado en los principales medios de comunicación del estado:

-Una niña se come accidentalmente el pene nervudo de una orca macho después de nadar con ella agarrada con la boca al largo genital durante una hora mientras le succionaba con delirio frenético el enorme falo en el delfinario de Benidorm.
-¡Ew!

Claro que así sería todo más divertido, la gente se preocuparía menos y follaría de nuevo con ganas, como cuando iban al instituto y se magreaban con fruición y deleite. Ahora ni se acuerdan de aquellas antiguas corridas a chorro cuando mojaban bragas y calzonzillos sentados en el banco de granito a las afueras de los parques mientras palpaban con locura apasionada con los dedos ansiosos todos los recovecos, protuberancias y hendiduras.

Hoy que ya son mayores, adultos, con hijos y trabajan para pagar las hipotecas se cagan de miedo al escuchar los cotilleos diseñados para atontar a los atontados y atemorizar a los humildes y aburguesados ciudadanos de tele y sofá. Que a estos les muestras un libro, y como resulta que hay que descifrar esos signos raros de color negro no les interesa porque les agota procesar en su cocorota hueca y les hace pensar; mejor les enchufas el televisor que dan Los Serrano, Aqui no hay quién viva o C.S.I, que eso es la vida real y encima se rien la ostia; partido de fútbol, la novela de las cuatro o el Tomate. Es lo mismo. Ahora son fans de Nadal y Pedrosa aunque lo que en el fondo de su alma desearían es trincarse al hijo del vecino, el que tiene el culo levantado y duro como una piedra.

-¿Sabes como quedó Alonso?
-Ganó Schumacker.
-¡Ew!

Ahí te quiero ver, amantes de lo universal.

En fin, notición es lo que me acabo de hacer con cuatro cositas desperdigadas. Con un culito abortado en el refrigerador de tinto Hacendado de un euro, un burgos blanco, medio cogollo de lechuga, unos cherrys junto un tomate de ensalada, pepino verde y aderezado con el sobrante de la salsa para las berenjenas, una punta de pan calentado al horno y unas rodajas de fuet nobleza de caerse redondo –gracias Rabón- he perfilado una comida de Príncipal como diría el Maquiavelo.

Noticia buena es el fresco que tira en el salón comedor de la casa, que te tienes que tapar con sábana para no congelarte. Se lo cuento al Matew y rie entre incrédulo y socarrón pensando que le tomo el pelo. Piensa que cuando el calor aprieta lo hace del mismo modo en todas partes, no se da cuenta que depende como tengas acondicionada la vivienda y dónde esté ubicada te puedes freir o te puedes morir congelado en el mismo día. Bueno ya irá aprendiendo a descifrar los microclimas y demás asuntos termales. Me gusta porque es duro de melón; lo tiene de acero inoxidable y solo entiende lo que toca con alguna parte de su extenso cuerpo. Si no lo palpa dice que no existe. Es baterista de un grupo que se llama Foradaky, una especie de submundo musical con un bajo saltinbanqui y un guitarra vocal nirvanoide al que admira pero que desafina como gato apedreado.

Noticia es que no tengo noticia del bueno de Hernan Cascciari el de Orsai, que me ha desaparecido del orbe blogueril. Me abandonan los referentes. Otra es que los de la Herzegovina parece que se estan haciendo viejos y se estan cansando de escribir. Me gusta entrar en su página para ver que estan tramando y para cotillear si por una de esas alguno de los tres folla y lo cuenta para mi solaz. Pero me parece que mucha música y pocas nueces, o que si meten churro no disfrutan con la experiencia de compartir igual que hacía el padre de Miguel Bosé. ¿O era otro paqueteril de colorines? Para mi y entre nosotros que todos los toreretes son mariquitas porque ya me dirás tú con esas pintas y ese gorrito donde van. Salid del armario ya y sacaros el calcetín de los huevos.

Otra news es que cuando tomo el baño en la piscina pùblica de agua salada, me ducho sin enjabonarme en las instalaciones de la playa. No lo hago dos veces una abajo y otra en mi casa como pensaba la Patri. En verano aguanto sin meterle champú al cuerpo depende, pero entre dos o tres días, según la cantidad de veces que entre al mar, porque hay jornadas que paso más de cinco horas a remojo chapoteando. Ella ha visto en mi a un nuevo hippy. Me mira raro y desconfía.

-¿No hueles?
-La Verito me avisa si canto y toca la campana.

Hay que ver como es el personal. Pues no sé que va a pensar cuando se entere que desde que entramos en casa hace dos meses tenemos todas las puertas y ventanas abiertas depar en par a excepción de la entrada. Nunca cerramos ni durante el día ni durante la noche. Como ella es tan friolera seguro que se baja las persianas, pero que haga lo que se le antoje que por eso es la invitada y además comprobaré si funcionan correctamente los mecanismos enrrolladores.

Noticia es que mi hermano Rubén no quiera escribir en su blog personal porque le avergüenza contar su intimidad –o no le motiva- con lo que me gustaba seguir sus historias. Le ocurre lo que a la gran mayoría de gente que de alguna manera se encuentra incómoda al verse observada; es como si mientras estás cagando te abren la puerta y hay un puñado de espectadores aplaudiendo y abucheando tus pedorretas y apretujones diarréicos.

-¡Bravo!
-¡Oootro!...¡Oootro!...

Eso mismo es lo que siento, que soy un tímido de la ostia y a menudo me traspasa un calambre extraño cuando me siento ante el teclado. Si los rebeldes lo han hecho y los hipócritas se esconden, vamos a reflexionar. La vida es un puto juego al que que solo nos permiten participar de niños. Y uno lo puede hacer siempre que lo desee, nadie te lo puede impedir. Y encima, lo mejor de todo es que no pasa absolutamente nada por liberarte de las ataduras. A la mierda tus amigos, tus vecinos, tu familia. Que al final del recorrido todos se miran el ombligo y nadie te ve. En el fondo les importas un cero. Por eso mismo no hay que preocuparse y pasarlo en grande. Lo único que realmente tiene valor es tu integridad. El resto viene solo. Y al final cuando esta filosofía la cuento en alguna reunión todos me miran como que lo tienen claro y son superenseñadores de sus cosas y no entienden como puedo pensar así. Me ven con problemas. Son tremendos.

Bueno él se lo pasa en grande dando tumbos por los circuitos under de la red. Ahora está con otros unders de Binefar y como es tan creativo cuelga sus aportaciones editoriales donde le sale de los cojones, que eso ya está bien.

Hoy esperaré a Verito que está con Diana y Victor tomándose un cafelito para hablar de sus cosas. Colgaré el post y leeré un poco de Jack Kerouac. Por cierto, he vuelto a hundir la puertas de mi coche intentando aparcar entre dos todoterrenos abajo en el aparcamiento. Mira que prometí no volver a intentar la acción pero soy imbécil rematado. Un rascón como el puño en la carrocería. Dos años más así y lo venderé al chatarrero a peso.

El té de anoche estuvo regular. Habrá que mejorar la receta. ¿Demasiado aguado tal vez?

lunes, julio 17, 2006

La tetera y el árabe

¿Qué puedo opinar sobre una persona que baja al mediodía a comprar una barra de pan y vuelve con cuatro cajas, decantador y juego de copas de cristal de Bohemia? ¿Qué podemos pensar de un ser que cuando me agacho en la cocina para abrir la portezuela inferior de la despensa y seleccionar unas patatas me clava hasta el mango el dedo índice en el culo; luego te dice con el gesto compungido que no lo volverá a repetir y cuando confiado le das la espalda otra vez para seguir con la tarea te mete el anular de la mano contraria partiéndose de risa?

Ella es así. Hoy afirma que se quiere dejar el pelo hasta la cintura como el indio Gerónimo y mañana la ves entrando por la puerta con la cabecita mondada como la pulpa de una naranja. –Tenía calor y para andar en bicicleta resulta incómodo- argumenta pausadamente. ¿Cómo clasificar un especímen que para trabajar en una multinacional se viste con un pijama celeste a rayas blancas y salta como un canguro al llegar a casa dando vueltas entrando y saliendo entre el comedor y la terraza hasta que le llamas la atención no sea que resbale y se vaya a la mierda por encima de la barandilla? ¿eh?. Esta es la xiqueta de casa, la princesa de Devoto, la excondesa del Corte Inglés. Ahora es más del Mercadona de Benicassim, que aquello es la catedral de los ricos copuladores de alrededor y adyacentes.

Esta tarde han venido a visitarnos mis amigos Juan y Rosario. Les han tocado un par de entradas gratis para el viernes en el FIB pero las va a revender por cien euros porque ellos pasan de entrar con el agobio de gente y suben a verlo con los prismáticos desde el anfiteatro natural que les brinda la montaña. Juan comenta que prácticamente puede ver los dientes de oro de los músicos y el sonido le llega impecable. Como las entradas están agotadas para el viernes y el domingo ya las tiene apalabradas. La Patri y Alberto querían estar el viernes para ver a nosequiénmehadicho y no las consiguió. Vendrán a pasar el fin de semana a casa y acudirán al Festival el sábado que para esa fecha todavía quedaban restos. El recinto queda cerca de aquí, al final de mi calle en línea recta. De hecho desde la terraza veo el Escenario Verde que ya está medio montado.

Luego de la visita nos hemos acercado a Castellón para conseguir un juego de té en un bazar árabe. Por cuarenta euros tenemos una tetera envejecida de latón, seis vasos de cristal de colores, verdes, ambar, bermellones y una bandeja plateada preciosa con patas que hemos colocado sobre la mesa de fuera para que los vecinos vean que somos gente interesante, rara y exótica. Le hemos preguntado al chico de la tienda la manera de preparar una infusión ya que no sabemos que hacer con las herramientas. Necesitamos un manual de instrucciones. Cuando le hemos pedido consejo rápidamente nos dió un paquete de te verde chino y un manojo de hierbabuena. Ya de vuelta al destapar la caja sobre la solapa redactado en francés estaban los ocho pasos para fabricar un estupendo brebaje oriental.

En este momento ya tenemos la tetera preparada y el aromático néctar a punto. Verito está escanciando un vaso para mi. Vamos a probarlo.

domingo, julio 16, 2006

Cobardía

El tum-tum frenético dejó invariablemente de emitir su zumbido a las siete de la mañana, con la luz del nuevo día arramblando por las calles exhaustas de mi nueva ciudad. El terral arrastra los ritmos bajos cargados de sudor con malibú y piña desde la explanada situada debajo de la antigua carretera nacional 340 para vomitar en oleadas calientes por la ventana abierta de mi habitación los restos agotados de la orgía. Ahora solo queda el recuerdo de una noche mágica para los más afortunados y la ilusión de vivir otra oportunidad para la mayoría de protagonistas de la función que termina. Los últimos supervivientes hinchados a pastillas y cerveza pasan con las ventanillas del auto bajadas, aullando mientras agitan su remera butano buscando algún garito que les cobije, con la energía del cuerpo recién estrenado. A estas alturas se cruzan con la otra gente que perdió las ganas de jugar, enterrando la pasión en un album de fotos olvidado.

Hay un instante efímero como en la película de Lady Halcón en el que los Rutgers Hauers ocupan el mismo espacio que las Michelles Pfeiffers mirándose extrañados ante la mutua incomprensión. La fauna diurna se compone de ciclistas masculinos disfrazados de ciclistas coloreados que abandonan el nido conyugal aburrido y rutinario para estirar las piernas mientras parlotean con sus compañeros. Para mi que no follan. Otros pasan corriendo atacados por el mismo mal, la nofollantitis. Sospecho que es una epidemia de carácter viral que suele instalarse con facilidad entre los humanos de la zona. También circulan señoras que rulan por las aceras a paso ligero, supongo que mascullando sin entender porqué su marido sale con la bicicleta vestido con un maillot de tono tan vivo y hortera cuando entre semana lleva traje gris, camisa a rayas y zapatos de lustre. Y porqué su Lance Amstrong casero nunca le abre las piernas ni le come la concha, como hizo aquel chico que se la tiró durante las fiestas de la Magdalena en el portal de casa, cuando era una mujer feliz y llena de emociones.

Atraviesan la calle señoras aburridas con el gorro blanco, zapatillas deportivas y ligeros vestidos de algodón rosa. Gente paseando su perro con expresión inexcrutable. Estos tampoco mojan. Solitarios y en pareja, en bermudas y de blanco. Se oye desperdiciar agua cuando los porteros de las fincas limpian el cemento que rodea los edificios con una manguera. Veo a las criadas aparecer entre las terrazas con su guardapolvo azul y ceniza con ribetes de nata trasegando entre sillones y mesitas. Es el canto que anuncia un nuevo domingo.

Yo abandoné la juerga a las tres y media de la madrugada, dejando a los actores secundarios el peso de la obra. Cenamos en el Rokelín, en la calle principal, dentro en la coqueta segunda planta porque en la calle no quedaban mesas libres. Estuvimos disfrutando Rabón y Berche, el gran Marcialín, Conchín la Petersburga feliz, Espe, un relajado Pepepa, Veranito y yo. A los cafés acudieron sir Artur y Lola, voces del orfeón. Tuve uno de mis lapsus y le llamé Alberto, Ángel, Amalio, Antonio hasta que utilicé la regla mnemotécnica en la que visualizo su figura con una corona de plástico dorado ceñida en lo alto de su cabeza y blandiendo una excálibur del mismo material durante una cena de aniversario del grupo. El Rey Arturo, Sir Artur, él, no hay pérdida.

Pedimos de todo, unas tostaditas con tomate y aceite con ajo, otras con queso de cabra caliente y base de mermelada de tomate, jamón de bellota con huevos fritos, quesos variados y patés, ensaladas, habitas tiernas al tombet con heinekens a espuertas junto a cocacolas y carajillos de ron quemaditos. Salió a trece euros por barba. Bien. Después bajamos al Murphy´s a tomarnos un gin-tónic y ver pasar al personal camuflado de sábado noche. Es un torrente vivo y variado, de cuerpos torrados por el sol en busca de eldorado con las hormonas liberadas saltando enloquecidamente de unos a otros.

Al despedir a Marcial y dejarlo en el bus de la marcha con destino Castellón fuimos testigos de una escena brutal. Un hijo de puta y su novia, al volante de un golf negro o azul marino, con placa de Castellón, atropelló a un chico dándose a la fuga como un cobarde. El compañero persiguió a la carrera al impresentable y a su pareja pero arrancó sin detenerse adentrándose en la oscuridad del pueblo. Le dió de frente y lo volteó hacia un lado dejándolo tumbado boca abajo en mitad del paso de cebra. Increíble. Todos acudimos atónitos y sorprendidos al ver la escena y Verito llamó a la Samu. Como el joven era norteafricano ella le preguntó si tenía inconveniente que acudiera la policía por si no tenia papeles, pero estaba con sus compañeros de trabajo y no había problema por ese lado. Entre nosotros se encontraba un médico que le atendió en primera instancia para valorar a vuelapluma el posible alcance de las lesiones. Al rato se levantó por su propio pie y nos tranquilizamos al ver que no era grave, aunque estaba el pobre con fuertes dolores en la cadera y los brazos. Llegaron los municipales y con el coche patrulla lo trasladaron al hospital.

Fuimos pensando en lo ocurrido y reflexionaba sobre como los dos ocupantes del vehículo podían mirarse a los ojos manteniendo el iris tibio. Porque ese cabrón y la pérfida que le acompañaba no podían saber si al que habían levantado del suelo estaba herido o estaba muerto, que con la violencia y rapidez del impacto era imposible determinar. Cobardes de mierda. Que ese sea su castigo, aguantar su estúpida imagen hasta el final, habitar su própia ciénaga maloliente, soportarse a si mismo. Aunque en el fondo subyace un halo triste que no me ofrece consuelo alguno.

Ya lo dijo Heraclítoris de Efeso, si los hijos de puta y sus novias volaran no veríamos la luz del sol.

sábado, julio 15, 2006

Recuerdos de Eslovenia

Lo que van a leer a continuación es un documento, muy preciado para mí, que es de Junio de 2004, cuando Xavito se iba a Eslovenia. Le escribio a nuestros amigos un correo con un manual de instrucciones para que supieran como manejarme en esos días.
El lenguaje es el que utilizamos habitualmente para escribirnos todas las mañanas para saber que hemos llegado bien a nuestros respectivos trabajos, si no entienden algo, sólo tienen que preguntar y un grupo de traductores online les brindarán la ayuda solicitada. Ahí va el archivo.

...Resulta ke esta madrugada me voy de viaje a eslovenia y estaré fuerahasta el domingo por la noxe...O sea...ke durante estos cuatro días, laseñora Verito, la superjefa del grupo va a estar sola, sin su parejahabitual de los últimos tiempos, ke por akellas kosas del destino, soiio mismo...Por este motivo, inserto este mail oficial, con unos konsejos para kepodais kuidarla y manipular kon el debido kuidado, para ke no seestropee muxo, i dure hasta por lo menos el més deagostoo..jejejeje!...(adelanto ke no va a ser tarea fázil)...

MANUAL DE INSTRUCCIONES DE LA VERITO:

1) no darle de beber awa de valensia; i si se resiste i os golpea konsaña,o bien os muerde el kalkañar, darle un vasito. Si se toma más deuno, se pone en pedo perdido, i olvida kual es su nombre i dirección.Sepone komo loka...jejeje..Por eso le pondré una xapa alrededor delcuello, con su nombre, apellidos i dirección actual. también le podríaponer el teléfono de los bomberos de castellón, pero esto no lo tengoclaro...jijiji...

2) si os pide de komer, no le deis helado. Si se pone pesada i osvuelve a morder, le podeis dar 5 cucharadas del ke ella elija;seguramente kerrá el de tiramisú; no pasa res. le dais las 5, pero esosi, de las de café, pekeñas: Ella o s dirá ke son de las de tamañosopera: NOOOOO. ni le hagais kaso, ke se os devora el tarro entero.

3) Si kiere irse de kompras, hai ke atarla a una silla y ponerle variaskorreas. Si nolo hazeis bien se soltará, ke tiene muxa fuerza, i si seenoja rompe kon todo...i os puede violver amorder..jijiji...Yo le pongounas cadenitas de perro, superseistentes kon unos candados ke aunkonservo de la moto...y le kuesta soltarse. Si aún así se eskapa,teneis ke perseguirla, porke arrambla kon todo, y os llenará la kasacon objetos varios. Iwal os puede komprar una lavadora ke un vestido deArmani, ke un juego de herramientas para montar un armario. OJO, conesto...jejeje

4) A la hora de comer es kuando más kuidado hai ke tener. Ahí korreispeligro. Solo se apazigua si le komprais una pizza del telepizza, deesas de 2 por 1. Si le intentais dar de komer algo verde, o así, o algorealizado con una cazuelita de barro, o con una perola, tipo unpuchero, la puede armar...i os volverá a arañar. Por eso recomiendoencerrarla en un cuarto, abrir un agujero en la parte inferior de lapuerta i por ahí pasarle la komida...jijiji!!...Si grita, ni kaso...iase cansará...jijiji

5) IMPORTANTE...hai ke dejarla dormir hasta ke se levante ella misma.Si interrumpís su sueño os saltará enzima, os eskupirá i os volverá amorder en donde pille...suele dormir unas 20 horas al día..las otrascuatro se concentra...i reflexiona, ke le gusta muxo, i os escribirá enel msn kositas, keso le guzta muxo...

6) Por la mañana hay ke darle cuerda, como alos relojes antiguos, ke sino se para en cualkier sitio, i puede ser peligroso paraella...jijijiji. Con todo esto, a ver me la cuidais, para ke esté en perfecto estado defuncionamiento para cuando vuelvaa....Xavi, eldelaveritoo...(esto sikesamor i no lo delromeoese...)..jijiji

viernes, julio 14, 2006

Berenjena en escabeche

Impresionante. Obra de arte. Supremo. Espectáculo inigualable.

Son las cuatro de un viernes juliano y estoy frotándome los ojos después de zamparme la berenjena en escabeche de la Verituá. No pude resistir ante la presencia apabullante de ese frasco de plástico semivacío con cuatro pedazos de solanácea catalana cantando en la penumbra un tango nostálgico sobre la bancada de mi cocina. El otro, un tarro clásico de cristal está lleno hasta la tapa y no me atreví a torearlo porque es intocable; solamente haré la apertura oficial ante la presencia de la Reina de La Boca, que como anda un poco soliviantada igual me lo mete por el orto con cáscara y todo, que tiene el genio apurado. Ahora está en el laburo rematando la semana y mientras le cuido el apartamento y vigilo a las vecinas, que desde luego lo que tengo que ver. Se montan en un vivero de seiscientos mil euros y echan la mierda por la barandilla a los vecinos que tienen debajo. Pensaba erróneamente que esa mala práxis era argumento de pobres e irrredentos personajes entre los que humildemente me incluyo; pero no señor. Estas criaturas bendecidas por la plata sacuden sus excrementos sin recato.

Tengo una vecina –doy el femenino porque la intuyo mujer aunque solamente presenta sus antebrazos pecadores- que a las siete de la mañana llena de polvo todos los pisos a partir del suyo cuando apaliza unas alfombras de colores vivos sacándolas por las ventanas. Es como el desfile de los astronautas en la avenida de Nueva York pero en vez de papelitos, costras. No sé que demonios hará para fabricar tanto desperdicio durante la noche. Quizás es una lagarta como las de la serie uve y se descama la piel durante el coito. La otra es nueva, la del piso inferior a la cocodrilita, que sacó unos magníficos sillones de mimbre estilo colonial y mientras yo atacaba un trozo de melón fresco con gesto asilvestrado hundiendo el rostro en una enorme tajada y con el jugo goteandome por el extremo de la barbilla, ella vaciaba ceniceros y cajitas sobre la puerta de entrada de su edificio con una niña de tres años parloteando entre sus piernas. Admiro esa naturalidad que tienen los ricos de cuna para sonreir mientras con la barbilla levantada pueden estar insultando o ejerciendo cualquier acto malage. Definición de clase, o como diría mi madre -che quina categoría-.

Está claro que soy el último que puede hablar porque cuando barro con la escoba y consigo obtener un montoncito de ácaros, tierrita y objetos de diversa procedencia, le arreo atinadamente un suín impecable que lanza una lluvia nebulosa hacia el infinito. Eso si estoy en la terraza, que cuando trabajo en el interior de la mina recojo con carretilla y deposito en su lugar dentro de la bolsa de basura. A veces las migas que se quedaron en el mantel también pueden ser susceptibles de aterrizar sobre los pinos, pero esa labor requiere más práctica y la negrita lo sabe hacer a la perfección.

Como estoy agotado de tanto trabajar voy a dormir un ratito la siesta hasta que venga ella y me despierte con el sonido del cláxon, que tengo el móvil dentro del auto y bajar cinco pisos para subirlos otra vez es un gasto energético derrochador y poco saludable. A ver si me va a sentar mal la comida, que ya lo dijo Heraclítoris de efesiano cuando se atracó de higos un día tórrido de verano: la comida descansada y la cena paseada. Voy a doblegar mi cuerpo.

jueves, julio 13, 2006

Pinga de burro

La nevera está abarrotada. Con esto de la dieta no hay huecos entre los estantes y un caótico desorden impera en la república de los tomates y las sandías. Buscando una manzana entre la maleza y unos paquetes de queso se ha desmoronado una montaña de pepinos desmayados que estaban sobre una botella de agua; apareció al fondo, debajo de un cogollo de lechuga un huevo solitario mirándome fijamente a los ojos. Cuando llegamos aquí establecimos la norma de no hacer grandes compras para no subir demasiada carga por las escaleras. Tengo la impresión que llenamos el carrito del super de litros de cosas lights que al final pesan más que las normales porque les añaden un quince por ciento gratis. Caldo de pollo, de verduras, de pollo con verduras, zumo de naranja, de mandarina, de pomelo, de tomate, agua; verduras para hacer caldo casero, carne para hacer caldo casero, gazpacho; frutas para el verano, melocotones, peras, nectarinas, melón, sandia, manzanas. Compramos como si fuéramos cinco ante el anuncio de una guerra inminente. Pero la dieta sigue en pie a buen ritmo. Yo la llamo la sinpan, porque lo único que no tomo es eso. El resto no me preocupa ya que sin el bocadillo no me apetece tanto comer y limito mis ágapes al mínimo. Ayer la Veranito preparó unas berenjenas escabechadas con una receta de su madre que huele a gloria bendita. Allí están apretaditas en su botecito de cristal enterradas en aceite de oliva esperando que llegue mañana para quebrar la dieta y montarme un sanguchito de verdad. Al menos eso es lo que ella me ha contado que puedo hacer con semejante manjar. Aguantaremos estoicamente sin abrirlo. De vez en cuando lo destapo y aspiro el aroma para motivarme.

Vamos pasando la semana sin el internet, que estos cabritos de Ya.com nos tienen hartos. Los mandaremos a cagar y punto. ¿Caeremos en las redes de Timofónica? La cosa está pintando mal y nos quedan pocas salidas decentes, pero es que ya llevamos dos meses esperando el servicio.

Como no escribímos nada durante esta semana no comenté la cena argentina del sábado pasado en casa de Pepe y Emilia. Prepararon solomillo, entrecotte y chorizo de origen a la brasa, con un vino de Luis Cañas espectacular y Veranito preparó en casa unas empanadas al hojaldre de carne y humitas, rellenas de choclos (maiz) con bechamel. En realidad las sudó en el horno de la cocina, el sábado a la tarde mientras yo dormia a pierna suelta al fresco de la terraza. Conocimos a Miguel y Uli, un maño y una sueca vecinos de la urbanización donde vive mi socio en La Vall. Él es pintor y músico jubilado. Estuvo de ayudante de Pablo Picasso en su castillo de sur de Francia en los años sesenta y luego marchó a Paris. Nos contó anécdotas de su rica vida. Ella es sencillamente genial. El pelo como una escoba de Vileda y los ojos dos canicas de aguamarina trasparentes. Se puso a llorar con el tango que le obsequió Verito. La compraremos y nos la llevaremos a casa.

Este martes Eva me dió los papeles de mi divorcio oficial. Estuve un rato hablando con ella y se despidió llorando. Siempre ocurre lo mismo y me quedo con la piel vuelta del revés y el pensamiento en zozobra. Resulta difícil de superar porque un calambre de culpa recorre mi espinazo al verla en este estado después de casi tres años. Luego estoy una semana para recuperar mi alma albototada y volverla al sitio. Pienso que las personas no deberíamos hacer responsables a los demás de nuestras desdichas ni de nuestros aciertos. Dentro de nosotros está el germen de la felicidad, o de la eliminación del dolor. Como diría Bucay, solo existe el presente inmediato; ni el pasado ni el futuro. La vida es demasiado corta para buscar culpables y hundirmos en la ciénaga de la nostalgia, la tristeza y la melancolía, aunque como diría aquel, nadie ha muerto nunca de este mal. Yo, he de reconocer, que en mi debilidad, caigo a veces de bruces en estas charcas, pero a base de bregar salgo para la orilla y vuelvo a pisar terreno firme, que si no arribo la Vero me dice que me pegará una patada en el culo y me tirará de casa volando por el balcón para buscarse un negro con la pinga de burro y con eso no puedo competir de tú a tú (no tenemos las mismas armas).

Ahora venimos de tomar un baño en el lago que es nuestra playa, hemos cenado y estábamos tumbados en la terraza. Tengo a la xiqueta protestando envuelta en un toallón, que quiere ir a la pieza a dormir (ya lo está haciendo aquí también, pero quiere cambiar de postura con un libro de filosofía sobre la panza).

miércoles, julio 12, 2006

Estamos vivos

Hace varios días que no escribimos.

En mi caso la cosa pasa por la rabia que tengo por no tener aún el adsl. Efectivamente blogueros míos, ya casi se cumplen dos meses desde que solicitamos el traslado del servidor ya.com a Benicassim.

Me siento estafada, moralmente claro, porque les pienso seguir devolviendo los recibos de cobro que me están pasando por el banco. Me mandan dos sms diarios pidiéndome que pague la cuota del número anterior, cuando le dí de baja siguiendo minuciosamente los pasos que me indicaron. Cuando escribo suelo ir navegando por otras páginas, investigando y demás, de esta manera no tenemos ni inspiración.

Hay vida en casa de los vaguitos, no desesperar, seguiremos contando nuestras vivencias pero cuando estemos fríos, ahora estamos un poco calientes con estos impresentables de YA.COM, que desde ya no se los recomiendo a nadie. Llamo a diario y lo único que saben decirme es que está en trámite y que no tienen información sobre el por qué aún no nos conectan.

Nada, se enfría la sopa. Hoy preparé un bullit (hervido en España, puchero en Argentina) y salió un caldito estupendo, de postre compota de pera que hice en diez minutitos. Como ven seguimos con la dieta, y el deporte. El problema es que esta dieta nos deja un poco cansados para hacer la del cucurucho. Nada, a ver si hoy tenemos suerte jejej...

viernes, julio 07, 2006

La Paqui ya cena con la luz de las velas

Tengo cuarenta y dos años y acabo de superar una semana agotadora, con interminables jornadas de catorce horas. Así no se puede llevar una dieta decente con sus calditos, yogures y tortillas sin aceite. Conseguí para el almuerzo un bocadillo de supervivencia parado frente a la pantalla del ordenador con la inestimable compañía de Mateu; nada delicado, un día media barra de pan de pueblo con salsa de tomate frito, dos pedazos de lomo de cerdo con queso y otro lo mismo pero con pimientos verdes, de Casa Loli, un bar de menú que tenemos integrado dentro del polígono industrial. Con tres euros y medio cargas batería para funcionar sin cortes de energía. Me levantaba a las seis y media y hasta las once de la noche no volvía al hotel que es mi casa en Benicassim. No me importa trabajar cuando hace falta darle un empujón para rematar algún proyecto, sabiendo que es una cuestión puntual. Yo disfruto con el viaje matinal hacia la Vall d’Uixó, escuchando en la radio la cadena Flaix Back desde Barcelona, en catalán, que es la lengua materna (y paterna), el idioma que hablo en mis comunicaciones emotivas y en el que expreso mejor los sentimientos íntimos; en los sueños y en mi hogar.

Llevo desde que estoy aquí, que ya va para dos meses, desconectado relativamente del bombardeo exterior de notícias. Antes escuchaba la cadena Ser, informándote continuamente de cosas totalmente prescindibles y que me tenian todo el tiempo enojado con prácticamente todo el mundo. Leía el periódico que aunque buscara encontrar articulistas divergentes siempre me detenía ante las recientes y negativas últimas nuevas. Y la televisión de la cual tampoco lograba zafarme por completo porque al igual que me ocurría con el resto de medios siempre me colaban informativos colaterales con documentos sesgados en la opinión y mutilados en sus contenidos. Y eso que me fijaba un objetivo concreto, un documental, una serie, un show, una película para no salpicarme con el barro pegajoso de los comentarios amarillos y partidistas. Estaba preocupado con temas que realmente en nada me afectaban y cavilaba soluciones a problemas imaginarios cuando mi entorno necesitaba otras reparaciones más realistas. Terminé hasta los huevos de tanta estulticia y atosigado por el degradante nivel de inteligencia en general de mis conciudadanos.

Ahora el universo no se ha detenido. Sigue funcionando relajadamente la vida, con su tempo pausadito y tranquilo y solo tengo que ocuparme de mis propios problemas reales y no de toda la mierda de publicidad cargante que sucede (o no) en el resto del planeta. Si, me entero de las cuatro cosas gordas que suceden porque es inevitable y tampoco está de más, pero solo recibo estos datos como un telegrama y los proceso sin pasión. Sé por ejemplo que estamos en verano, tengo vacaciones el próximo mes y que Verito se marcha a su casa el veintinueve de diciembre, También estoy al corriente que mi madre se va de viaje a Escocia pero no me acuerdo cuando, que mi hermano Juan vendrá en agosto con mis sobrinas a pasar una semana desde Palma y que mi vecina la Paqui, ha encendido velas esta noche para cenar. Esto si que es un notición de primera página y no las chorradas que me incrustaban en el periódico.

jueves, julio 06, 2006

Encuesta

¿Mac o PC?
En casa discutimos casi a diario por este tema. Xavito trabaja con Mac desde toda la vida, una herramienta de diseño, inmaculada. Yo, desde los ochenta llevo al PC en mi mochila, popular, el que siempre se cuelga, se llena de virus, el que hace una bien y dos mal.

Hace dos días que no podemos publicar, ni por el método de la manzanita, ni por el método Bill Gates, por eso, hemos decidido lanzar esta encuesta y a partir del recuento sabremos cuál será nuestra home computer.

Tenía una foto alusiva, pero no la puedo publicar, cosas de la informática.

martes, julio 04, 2006

¿Otra vez sopa?

Con mi amado, hemos decidido, una vez más comenzar la dieta. En mi caso tengo que perder unos quince quilates y no volver a encontrarlos, y en el de Xavito, con unos siete pienso que arrimaría a la silueta perfecta, aunque conociéndolo, no se conformará solo con esa cantidad.

La decisión no pasa solamente por verme al espejo y encontrar protuberancias que asoman, que descubro por primera vez y mi vista las recibe como intrusos a los que mejor no mirar para no tener que echarlos con mala educación, sino que ya estoy notando que mis amigos me envían dietas por mail, otros me han preguntado si la bicicleta la compré para usarla o se había quedado aparcada en el trastero y comentarios de ese tipo que me hacen ver, que ya no solo lo noto yo frente al devuelve imagen, sino que es de dominio público y eso no me gusta nada.

Comenzaremos con la dieta de la sopa, cosa que en plena temporada estival no sé si es lo más acertado, yo hubiera empezado la dieta del helado que es mucho más fresca, pero mi personal trainner me dijo que caldito y agua, y respetaremos su envestidura de momento. Los fideítos los elijo yo, así que unos cabellos de ángel un día, unas letritas otro día para jugar mientras la tomamos y una lluvia maravilla para el finde, así parece que comiéramos más, un regalo por ser weekend.

Estamos en el segundo día de martirio, a Xavito le hace ilusión que diga que está más delgado, y bueno, detrás de la guitarra no se le vé la pancita, es un adelanto ¿no?. Yo, tengo Special K hasta en las uñas, pero una voluntad de hierro, que no se diga, hoy estuve arañando la alacena de las rosquilletas, pero aguante como una donna.

He llegado del trabajo, flexible, segura y natural, como una compresa, me puse el bañador y a nadar, hacer un poco de gimnasia acuática, hoy el mediterráneo es un lago, cosa que para el aquagym es beneficioso, así que hicimos cien bicicletas, algunos abdominales, no vale la pena decir el número, y unas cuatro o cinco planchas. Cuando los labios se nos pusieron morados y los dedos arrugaditos decidimos darnos una ducha y regresar a casa, resignados a la gastronomía que nos hemos obligado a degustar esta segunda noche. Creo que se nos quedará boca de pez de tanto ponerla en forma de cuchara, pero eso sí, allá donde quepa un pantalón que se mueran las barras de pan.

¿Otra vez sopa?.

lunes, julio 03, 2006

La dieta del cucurucho

Sobre una mesa de granito rosáceo cubierta por un hule estampado a cuadros encarnados y verdes hay una cuarta de queso manchego curado y tibio envuelto en papel de estraza, media barra de pan francés de corteza crujiente y miga esponjosa, un tomate de semilla valenciana color malva con el rabo sucio de tierra acre, medio porrón de cristal de boca alargada, frío y lleno de vino tinto con gaseosa. Escondido de la solana, una puerta se abre a contraluz vestida con una cortina color café, de encaje y filigrana que se agita nerviosa empujada por el virazón al final de un pasillo sombrío y fresco; un cuchillo viejo de filo romo y mango nacarado con tres remaches metálicos recostado sobre un plato descascarillado de loza blanca. La brisa acerca un olor a hojas de eucalipto quemadas, a tierra húmeda de jardín recién regado y un murmullo de cañas retozando en la zona pantanosa que rodea las dunas. Una barca descuadernada y con la madera podrida está oculta entre la maleza.

Así era la visión que del estio generaba mi memoria, en formato panorámico, entre la pasta viscosa y ceniza de mi neocórtex evolucionado. Este era el cortometraje que allá para Todos los Santos la cabeza de arriba volvía a programar en los circuitos mitocondriales, cuando el frio amenazaba la cosecha de naranja y agosto solo era un tórrido recuerdo embalsamado en un placar, junto a los trajes de baño y las sandalias de goma. Como un Nodo aprehendido, la escena se repetía una y otra vez con un antiguo tono apastelado, proyectando esa película arañada por el uso y recubierta de infinitas motas de polvo formando frases mágicas en una escritura hermética indescifrable.

Y así fué hasta que llegó esta mañana y me tuve que embutir dentro de unos tejanos que han estado ocultando mi generosa y tentadora envoltura carnal durante las dos últimas legislaturas. Podría revivir con detalle el día de nuestro encuentro en una tienda de Vilareal, cuando correteaba depresivo celebrando un desencuentro amoroso, de los varios que jalonan mi azarosa existencia de abejorro saltarín. Allí estaba, colgado como un jamón de pata negra entre una cohorte de miserables ejemplares de segunda. Vi su nombre grabado a fuego encima de una tira de cuero, Nike y caí rendido. Vaqueros de esa marca por veinticinco euros. Una ganga que nadie vió. Pero el avezado cazador de la Vilavella que soy agarró la presa y tirándose de cabeza en el agujero del probador se calzó las perneras con soltura. Cabían dos de mi talla dentro de esa bolsa de tela flácida y enseguida sentí el poder de la kriptonita algodonal circulando por mis arterias como un Superman de pueblo. Pagué y me fui contento con los pantalones puestos y los huevos flotando. Una maravilla. Meses después y con el algodón derrotado por el traqueteo del tambor de la máquina de lavar, escudriñé con mayor atención la etiqueta porque sospechaba de la procedencia genuina, tanto por el diseño deficiente de la prenda como por el extraño logotipo coronado con la silueta serigrafiada a una tinta de una escultura clásica decapitada. Efectivamente era de un tal Kuipers Disaway de Benicarló que supo como buscarse las habichuelas y metérmela doblada.

Apreté el culo y dejando de respirar hinché los pectorales, metí el incipiente melón que me crece constante y fuera de control a dos dedos del osito de peluche, para tratar de cruzar el botón de seguridad. Los jueces dieron nulo el primer intento, así que optamos por la táctica del estiramiento progresivo; abierta la cremallera y suelta la cintura avancé media hora por la casa mientras preparaba el desayuno, cepillaba los dientes y reparaba los desperfectos de la edad ante la sinceridad infame y cruda del espejo con aumento que heredé del antiguo inquilino. Tres veces durante el tiempo que transito por mi baño sabueseé con el foco encendido en esa maldita lupa, porque tiene la cualidad de agrandar las arrugas de manera que semejan barrancos secos del desierto de los Monegros. Por eso miro de lejos que me asusta su reflejo y trabajo con el de tamaño normal que trata mejor a las personas maduras. Al final ni soltando lastre, recurso bendito que tantas veces me liberó de apuros parecidos, pude abrochar el cilicio sin atravesarme, estrangulando la circulación y el riego sanguíneo que activa mis extremidades inferiores. Así me largué al trabajo, con el cosquilleo de las piernas dormidas, la falta de oxígeno en los pulmones y los glúteos tan apretados que no había hueco, un resquicio abierto para soltar un mísero cuesco matinal en la escalera a la salud de mis vecinos.

Mi decisión era irrevocable. Por ahí no paso. De momento se acabaron los placeres adorados; adios a esa cerveza fresquita con unos pistachos y unas papas fritas, olivas maceradas con romero y sal, bocadillos diversos, quesos curados, tiernos, frescos, para untar, vinos, tortillas, patatas bravas y en ensaladilla rusa con mayonesa y allioli, ensaladas de aguacate, atún a espuertas y tomates anegadas de aceite, arroces melosos, secos y blancos, amarillos y negros con huevos fritos y jamón. En fín, que le vamos a hacer. Lo primero es la talla de la ropa, que no vamos a tirar la que tenemos y comprar nueva cuando esta todavía sirve. Calculo que cuatro o cinco años más aguantará, que hay que pagar el piso de Benicassim. Y las camisetas sirven igual, que la grasa la almaceno entre la zona divina y la panza; ya empiezo a parecer una peonza. El sábado me probé unos pantalones cortos en un local de la playa y el animal que ví no me gustó nada. Ese flan del espejo era un elefante marino que vi hace tiempo en documanía cortejando a una foca. Pensé que no sería necesario comprar flotadores que ya los traía puestos de casa.

Y lo más difícil para mi será mantener la compostura en pleno verano con las deseadas a la vuelta de la esquina y disfrutando como este pasado fin de semana. Desde que estoy en zona de turistas vivo de vacaciones peremnes. Es bajar a la calle y fiesta en directo que voy a reventar de puro orgasmo sensorial. A ver si va a ser esa la causa del sobrepeso y no la comida, el repantigamiento con las mútiples siestas del sofá y las tumbonas, los tapeos tremendos del Eurosol y esta nevera pequeña pero bien pertrechada que tengo a mano.

Pero este sacrificio no será en balde. Seguro que ya no me quedaré traspuesto después de un atracón y la Verito no velará a un tipo despatarrado de cuerpo presente en estado de coma profundo. Ahora activaré la nueva dieta que me dió el gran Heraclítoris el efesiano una tarde de otoño debajo de una higuera en el Benicató de Nules. La dieta del cucurucho, comer poco y follar mucho.

domingo, julio 02, 2006

Con los dedos de una mano

Estaba en actitud autista con el control remoto de la tele, manipulando las teclas con los dedos de una mano y al darme cuenta, me puse a pensar qué cosas se podían hacer con esas cinco herramientas. En mi caso, muchísimas, pero hoy no viene a cuento ya que me acordé de lo que quería hablar y justo se relaciona con eso.

Resulta que el viernes hablábamos en el trabajo de los cirios que habíamos soplado las chicas, es decir, para los que no comprenden mis metáforas, de las anotaciones que hemos tenido desde que nuestro sexo dijo hola.

Unánimemente coincidimos en que a todas con los dedos de una mano nos alcanzaba para contar nuestras trapisondas sexuales, incluso, a todas nos sobraban. La coincidencia era muy cómplice y no menos reservada, hasta que se me dió por escribir esto, claro, cuando todas casi al unísono comentábamos que quizás nos hubiera gustado utilizar la otra mano también para hacer cuentas.

Se me ocurrió decir que siempre se está a tiempo, que el cascarón cambia y se deteriora un poco por fuera, pero por dentro se conserva intacto y deseoso de que alguien se coma el fruto. En ese momento me sentí la puta de la clase. No sólo por mi comentario, al que descartaron sin siquiera hacerse un planteamiento, sino porque era la que más dedos había utilizado para enumerar mis ejemplares, y así y todo no llegaba a completar la mano.

Yo, siempre me sentí bastante liberada emocionalmente para saber perfectamente cuando quería dejar caer mi manzanita para que un Adán se la comiera. Nunca he reprimido mis ganas, ni he amarrado mi fruto maduro a la rama para que no cayera a los pies del comensal. No he tenido nunca una noche de aquí te pillo y aquí te mato, pero supongo que es porque no surgió o porque mi carácter no ha permitido que pasara, pero ya les digo, una conducta totalmente inconsciente.

Luego de hacer el raconto de souvenires que nuestra experiencia había recogido, pasamos a hablar de las prácticas. Que por aquí sí, que por allá no, que la boca es para comer y la colita para darle salida a lo digerido. Y entonces yo me contengo, porque muchas veces es difícil intentar decirle a quien comparte contigo nueve horas de actividad, que sus argumentos no me convencen o que creo que es mentirita piadosa para seguir siendo santa y tener números para ganar el premio de la pontificación. Continúo, me voy por las ramas y me alejo de lo que nos interesa, el sexo. Todas coincidian, excepto una servidora, en que el acto era de amor y sólo de amor. Yo, exponía mi humilde tesis, que se basa en una conducta meramente animal con una pizca de civilizado comportamiento a la que podemos bautizar con el término amor, y que, cuando se trata de una pareja estable, se produce “civilizadamente” una vez cada tanto, mientras que las otras veces, muchas o pocas, son más de placer sexual y menos de love story.

Cuando dije eso, comenzaron los murmullos audibles donde se cuestionaba mi relación con Xavito. Claro, para el que no entiende que se puede amar mucho y a la hora de ir a la cama se puede tener sexo y no hacer el amor, es fácil hacer ese tipo de comentarios.
Yo, concretamente, que amo a mi semental, puedo perfectamente tener una noche de velas y champagne, caricias que invitan a decir te amo y música que acompañe nuestro baile del amor, pero blogueros míos, no me digan que una sambullidita y hasta mañana no se entiende en una pareja de “para siempre”. Lo veo lo más natural del mundo, y si realmente todas las parejas “bien casadas” cada vez que recrean el cuerpo hacen el ritual acompañados por las siete notas de amor, a mi se me ha quedado una materia pendiente. Amén.

sábado, julio 01, 2006

Bombacha colorada

Vengo de nadar en la playa privada que tengo debajo de casa. Hoy viernes medio termina un mes de junio maravillosamente corto, divertido, azul. No acabo de entender este proceso interior de felicidad constante, sin altibajos, que me tiene encandilado y con la mirada extraviada ante este nuevo espacio que me rodea. Seguramente el universo de moléculas apelotonadas que componen mi estructura andarán revolucionadas activando y apagando hormonas en un proceso químico descontrolado. Tal vez esta montaña de células que identifico en el espejo cada mañana como mi reflejo no sea más que un ser extraño construído sobre los rescoldos del anterior personaje que fui. Igual ya no soy el que pienso que soy. De todas maneras no importa demasiado, sea quien sea, es lo mismo mientras esté a gusto con el envoltorio. Ya lo dijo Albert Schwaitzer, que la felicidad no es más que una mala memoria y una buena salud, aunque Pepe Sastre superó la frase citando a la misma fuente en una noche de tertulia en La Vall:

-La felicidad se basa en dos cosas: la capacidad para olvidar y la otra...no me acuerdo.

Yo no sé, pero sentía la necesidad de limpiar la carrocería y después de llegar del trabajo y ante la falta de pan he preparado un par de bocados con sendos croissants rellenos de tortilla de patata, queso blanco de Burgos untado con mayonesa al aceite de oliva y para facilitarle el paso hacia el estómago un tinto de verano delicioso y fresquito con vino tinto de tetabrick, gaseosa y el jugo de un limón. Me tumbé casi en estado comatoso sobre el sofá extendido a leer pero toda la poca sangre que me queda libre en la parte superior se empeñó en ocuparse del proceso digestivo, bajando al sótano para procesar las viandas. Me despertó a las tres horas el celular con un número privado al que no respondí. Me entró la vena corta cosas y me lancé poseído por el espíritu del Llongueras, aquel menudo señor con voz de canario afónico y que tuve hace unos años el honor de chafarle un pié cuando hacíamos los dos cola para recoger unos obsequios en una reunión celebrada en el Castillo de Pedralbes en Barcelona. Agarré primero la cuchilla de afeitar, la de las tres hojas de Gillette que mi amada utiliza para podarse en la ducha; esto lo sé porque suele estar oculta y aparcada en la repisa de los geles cuando la dejo siempre al terminar guardada en su bolso. Después no satisfecho con el resultado saqué la máquina eléctrica y me rapé la cocorota dejándola rasuradita y brillante como una pelota. Dejé el lavabo como los chorros del oro y cuatro mechoncitos que cayeron al suelo los recogí con diligente resolución lanzándolos por la taza del water. Ya sé que no es lo correcto pero que le vamos a hacer. En ese momento es cuando al verme lleno de pelusilla vi dos salidas, aclararme en la ducha y llenar todo de líneas negras o dejar mis restos biológicos en el mar. Opté por la segunda y de paso mientras hacía deporte nadando abría hueco para colocar a la noche más comida.

Me encontré con cuatro gatos en esta playa de luxe, como diría mi madre, para las alturas del verano que estamos. Me recibió un agua excepcionalmente clara y cálida, tranquila, con ese ritmo de ola plateada como una lengua inmensa que chupetea toda la orilla ondulada. Jugué un buen rato a meterme dentro y escuchar el canto del pensamiento mezclado con el chapoteo de mis extremidades chocando con la superfície. Llegué hasta el final de la escollera que cierra la ensenada artificial para recibir el sonido de la rompiente al rebasar las rocas de la punta. Salí fuera para recoger la toalla y me quedé otro momento ensimismado analizando el panorama que me ofrecía una mamá con su hijo y su culo gigante tapado con una braga colorada situada por mera casualidad a la altura de mis ojos atónitos. Ya con eso me senté sobre las piedras a reflexionar sobre la naturaleza de las cosas y el sentido de la existencia. Ya te digo que vivir en Benicassim no tiene precio. Estoy ecribiendo desde la terraza de mi casa y la tarde ya esta cayendo. Hay concentración de Harleys y los veo desde ayer pulular con desorden inquietos por toda la ciudad. Rulan como buscando algo que se les ha perdido. No paran quietos ni cinco minutos, solo el tiempo necesario para clavarse una cerveza. Estan acampados en el recinto del FIB y se acercan a el barecito que está en el Eurosol a tomar su ración. Es donde se juntan todos los domingos del año los moters de Castellón, que los ves cada día mas viejos y más ricos. Yo no sé que hacen estas criaturas.

También me ha llegado la Verito con unas gafas nuevas que no veía tres en un burro. Unas Tommy Hilfiger de montura blanca que no se diga. Le habrán costado un huevo pero no le he dicho nada al respecto y ella me ha comprado tres camisetas para que no proteste por si las moscas, y efectivamente no he dicho ni mú.