miércoles, agosto 09, 2006

Cine de verano

El viento amenazaba con arrancar de cuajo toldos y cortinas para dejar el exterior de mi casa limpio como una patena. Retiré las colchonetas, amarré bien las lonas y cerré las ventanas ante el riesgo de tormenta que se ceñía sobre mi cabeza. La imagen de las telas volando alrededor es deliciosamente excitante. Traslada la memoria hacia recónditos lugares fantásticos, cargados de magia, bajo los efectos lumínicos de unos aparatosos rayos eléctricos internándose en la oscura profundidad del mar. No cayó ni una gota; se dispersó el vendaval calladamente, acompasando el sueño turbio hasta perderse fundido en el interior caliente de mi memoria dormida.

Ayer a la tarde no bajamos a la playa porque Verito vino cansada del trabajo y no tenía ganas de nadar. Nos quedamos aquí arriba bajando canciones en la mula.

Esta mañana al despertar he preparado el primer café con caldo de pollo de mi vida con azúcar moreno. Supongo que no seré el único individuo del planeta en juntar estas materias para un desayuno. El sabor no lo puedo describir porque tiré el cóctel por el sumidero al percatarme del error en la elección del tetrabrick. Uno en vez de otro. Plim plan y adentro. Gluck gluck. Ostia! Esto no es leche. Pero ya estaba el daño hecho. El olor raro pero fácil de describir. Café con caldo de pollo. Olía a café y olia a caldo de pollo. No era del todo desagradable, que igual inventaba un producto nuevo para llenar góndolas en Mercadona. Ahí terminó mi carrera de químico.

Esta mañana en la playa, cuando salía por la pasarela de madera en dirección al Caprabo, veo una chica que se abalanza sobre mí. Como llevo el sombreno nuevo calado hasta las pestañas, mi vista alcanza un par de pasos de distancia; más allá es terra indómita y bruma. Todo blanco.

-¡Hola Xavi!
-¡Hola Anita!

Era Anita, la xiqueta de Betxí, mi compañera de trabajo, que se encontraba en la playa con dos amigos de Zaragoza y me contó que los tenía invitados en casa estos días. Me dijo también que ya está habitando en su nuevo apartamento y le gusta esta vida independiente. Me alegré mucho de verla y he estado un ratito charlando con ella. Después compré algunas viandas y prepararemos unos bocatas para esta noche, que bajaremos a ver el cine ahí bajo sobre la arena en els Terrers.

Ahora tenemos en casa a Conchín, Marcial, Verito y yo, tomando unas cervecitas antes de bajar a ver la peli.

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