viernes, agosto 11, 2006

¡Acabé el Ulises! -en castellano-

Terminé Ulises de Joyce. Estoy agotado, afectado, herniado, maravillado, bloqueado, turbado. Unos dicen que nadie termina el libro y que otros muchos se vanaglorian de haberlo hecho. Nunca tuve esta sensación al concluir una lectura. Con ansiedad busco en internet comentarios relacionados con él. Encuentro múltiples artículos ensalzando, acusando o lo que sea al autor y a su obra cumbre, esta que acabo de vivir y el Finnegans wake, que se entiende aun menos. Leo en muchos artículos sobre este monumental proyecto, que tiene una traducción imposible porque está muy pegada a la lengua inglesa, siendo difícil respetar el sentido original del escritor, la músicalidad, los juegos de palabras, la riqueza original del idioma. Con todo esto sabido de antemano, he necesitado un diccionario ilustrado y la ayuda de internet para descifrar términos, palabras y conceptos que escapaban a mi comprensión. Eso sin contar la de párrafos que han huído ante mis ojos nublados por pensamientos lejanos, citas y referencias a terceros que he pasado por alto sin enterarme de su significado. Despistes y cansancio.

Pero con esto he disfrutado quince días de un viaje absolutamente fantástico por Dublín. Puedo afirmar que este hombre con su personalidad trasladada al papel me ha hecho sentir a gusto. He compartido con él su pensamiento, he participado de su ideología, de su forma de entender la vida. Me he visto pequeño, minúsculo y a la vez grande porque ha sabido desde la distancia como hacerme jugar al escondite buscando entre líneas, ejercitando mi curiosidad más infantil; ha hecho que me interese por aprender de su inmensa riqueza, de su erudita humanidad. Me ha hecho pensar, más de lo que ya habitualmente hago. Estoy cavilando aún. La humareda se ve desde Vinaroz.

Tardó siete años en escribir esta maldita novela monstruo, como él la definía. Yo he tardado dos semanas en pegarle un repaso, y puedo afirmar que algunos pasajes los he leído dos veces, y que parte de otros eran chino, sin saber exactamente dónde estaba el hilo y el cabezal. Y eso que tenía un magnífico prólogo que me relataba con exactitud el desarrollo de toda la acción. Una traducción de la traducción. He rellenado algunas páginas de la libreta amarilla con palabras y frases cuyo significado me era desconocido. Al final admito que he dejado por apuntar bastantes de ellas y otra lista con términos incomprensibles –para mi- por buscar en el diccionario. Eso lo he aparcado para una segunda lectura o para cuando me apetezca descubrir y me pique la curiosidad.

Quería darme un día de descanso para digerir toda esta cantidad de información y saborear la victoria épica que ha supuesto para mi terminar este gran volumen, pero ya estoy metido con otro ejemplar. Esta vez elegí de mi biblioteca uno más ligero, Duluth de Gore Vidal, cuyo nombre me trae a la memoria a un crujeboñigas de primera, Cesar Vidal.

Nada más. Sigue el sol, mi playa, mis comilonas y mis siestas. Por cierto, como Verito está dietante, este mediodía me he preparado toda una bandeja de pollo de Uvesa compradas el otro día en el Caprabo del Eurosol; 0,439 gramos a 6,20 euros el kilogramo son 2,72 euros de ave, frita en aceite virgen de oliva, unos ajos y con un pimiento de guarnición. Ha caído completo. Claro, después me ha quedado inconsciente por espacio de dos horas, muerto en el sofá. Bueno la razón es que no quiero que vea estos banquetes pantagruélicos y así a la noche cuatro galletas de Stylesse con sabor a cero. Porque el cero sabe a cero.

Tambien tengo que contar que se ha marchado Nacho, del cual era yo el juguete. Se marcha a Barcelona con su madre. Aún no sé si el padre está con ellos, porque la gente guarda las cosas celosamente –para mi entender incomprensiblemente- y no me atrevo a preguntar. Dejará tranquilos a sus abuelos que se dedican todo el día a cuidarlo.

Me parece que mañana vendrá mi hermano Juan a casa, con mis sobrinas, pero no estoy seguro del todo. Mi madre me llamó por teléfono hace una semana para explicarme el desarrollo de la visita y tal y el asunto este, pero tengo memoria de chorlito y acabo mezclando los términos, los tiempos y las personas. Ya veremos. Tengo a Dixie excitada y ha comprado juegos de sábanas para las camas que están solamente con la tela encima haciendo juego con las cortinas –regalo del Paapa el sudao y la Sole la dolorosa- y quiere moverlas de habitación. Y pretende hacerlo esta misma tarde. Así que ya puedo prepararme y arrear, que con el bochorno y la solana me puedo derretir. Y no tenemos agua potable en casa. Me parece que iré a tomar el baño.

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