viernes, julio 28, 2006

Teleco Chileno

Polígono industrial Belcaire, 15:10 horas. Apago la corriente de mi G5 y de su gemelo que utilizamos como editor con Final Cut. Dejo sin energía los dos G4 y la workstation de IBM. Desconecto el Fiery de la impresora digital Kónica-Minolta, los servidores del plotter de gran formato Kodak y el viejo Quadra que realiza las funciones de cerebro para el veterano escaner de Scitex con bancada plana. Quitamos de la red por último los equipos que dirigen los procesos de filmación y las tareas administrativas del Media Pro. Tan solo se queda conectado el router con el trasto para los correos despistados que Emili, nuestro enorme técnico informático instaló esta misma mañana. Es tan grande que he intentado obsequiarle con una de nuestras remeras de promoción y no tenía ninguna de su talla. Aunque está un poco más delgado de tanto follar –eso le he soltado yo- sigue presentando un cuerpo de volumen megalítico y no le viene de gusto acoplarse una talla L, que es lo que demandan los cánones de la nueva estética masculina. Entre panza cervecera, pecho potente, barba tupida de cana cenicienta con pelo modelado a la coleta de caballo, está hecho todo un medieval. Encima lleva colgado el pinganillo al pecho con un clip y la Palm en el bolsillo. Galáctico músico soplador de la dulzaina.

No sé como derivan los tiempos pero años atras me calzaba una XL y entraba justito; hoy la medida inferior me cuelga insultante. Mi hermano Rubén ya me avisó que para él una S, que quiere marcar lorzas cachazudas a ver si coge alguna criatura y la engaña con el cuento del cuerpo danone. Él se mantiene entre plantaciones caseras de Marijuana que se las fuma enteras y farras de absenta compartidas entre colegas alternativos. Su figura estilizada no aumenta de grosor y presenta un perfil límpio como el filo de una navaja. Hoy le invito a una fiesta con cena y resulta –como siempre- que tiene entradas para ver al Leo Bassi aquí en Benicassim y después a ver si liga. No para quieto, así no engordará, porque mujeres –hasta donde sé- no pilla demasiado. Según él todas quieren matrimonio antes de abrise de piernas y comerle el rabo, y atraviesa el desierto de la incertidumbre sexual sin saber bien a qué atenerse. Si hay penetración mal, si no la hay peor.

En la empresa sigo con la rutina diaria desconectando los cuatro aparatos de aire acondicionado, bajo las persianas venecianas y les muevo las lamas para que no entre la luz del sol en la tarde, apago las luces, cierro la puerta, salgo a la recepción y paso la tarjeta de control horario. Desciendo las escaleras que llevan al sistema de alarma y la conecto. Pip...pip...pip...piiiiiiiiiiiiiip...! Cierro la puerta de la calle con la llave y después la cancela exterior. Doy una mirada a la fachada y subo al coche que ya está otra vez cubierto de mierda y con la goma de las escobillas del parabrisas tirada en el suelo a los pies del asiento del copiloto que ayer se me quedaron pegadas al cristal cuando intenté limpiar el barro que se quedó impregnado con las cuatro gotas de lluvia que cayeron. Me descalzo de las alpargatas, coloco los pies sobre las palancas y le doy a la llave de arranque.

Accedí a la carretera AP7 por la entrada de La Vall desde el desvío de Almenara-Xilxes, subo a la rotonda y rápidamente pongo el Alfa a 120 con el aire funcionando a todo trapo y la música en la radio de Flaixbac sonando en el interior de la berlina. Paso delante de Nules y me dirijo a Castellón por la autovía pasando por Betxí. Tengo el mar a mi derecha y el sol medio de frente deslumbrándome a través del sucio cristal delantero. Dejo la Muntanyeta de Sant Antoni con el restaurant y sigo hacia Vilareal por el oeste. Paso la Rambla y la rotonda que une esta ciudad con Onda. La salida de Castellón Sur se queda atrás y enfilo hacia Borriol y La Pobla Tornesa. Próximo rótulo Benicassim-Tarragona dejando la autovía, por el carril de deceleración a la derecha, rampa, rotonda y dirección al Sur. Nueva circunvalación y ya me encamino a mi ciudad con una ruta de solo dos carriles, uno por sentido. Rodeado por camiones, autobuses y conductores excitados marcho a 100 sin prisas. Al fondo tengo Castellón, detrás el Grau con el Puerto y un poco más adelante las primeras edificaciones de la Playa. Termino una larga curva y viene el cruce con los que salen de la ciudad dirección norte. Intersección de lunáticos frenéticos por arribar a casa. Un autobús blanco con placa de Granada me adelanta junto a otros dos autos, una furgoneta y un gran trailer en un tramo sin visibilidad. La locura se vende en los estancos a precio de saldo. Ya llego al parque de Aquarama con el puente metálico rojo que atraviesa la carretera. Me desvío a la derecha hacia Kassim y el Orange. Subo y bajo el puente que cruza la antigua via de ferrocarril hasta pasar delante del hotel y paro en el semáforo de la Avenida. A la izquierda dos calles y el carrer Eivissa a la derecha. Al final de la calle, el mar y un edificio salmón con los toldos naranja con pinos asomando. Mi casa. Aparco el auto y subo al apartamento. Cinco pisos.

Playa del Terrers, 15:40. Entro en casa y me saco los pantalones y las zapatillas. Salgo a la terraza y me siento en la tumbona para ver el mar azul intenso con brillos de metal.

-YA ESTOY DE VACACIONEEEEEEESSSSSSSS!!!
-..iesaaaaaaaaaaaaaaaannngggg!!!!!
-...iupiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!...
-...iujujuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuiiiii!!!!!!


Y después para redondear la jugada, resulta que llama por el teléfono el chico de Teleco, la filial de Telefónica que viene a instalarnos el ADSL. Un chico chileno que encima me regala esto. Bueno. Magnífico. Ahora colgaremos videitos y pondremos la web cam, así que ya podeis colgaros a cotillear. Bienvenidos al mundo de Mr Beakman y la señorita Pepis.

No hay comentarios: