jueves, agosto 07, 2008

Los vaguitos otra vez de dieta...

Mi Xavito suele comentar, entre bambalinas, que yo por fin me he convertido en buena cocinera. Tuvo que sufrir mis ensayos de mezcladitos nominables que yo le presentaba como manjares para llegar a disfrutar hoy, según el dice, de mis empíricos platos de cheff.



He pasado por librerías, he parado más de diez veces por el sector gastronomía, he comprado libros, sin ir muy lejos, mi amiga Merchitas, la Princesa Maruja, me ha traído una colección de unos libros de una marca popular por estos lares, llenas de fotos de muy buena calidad, y recetas contagiosas; pero, a mí se me ha dado por el invento, estoy en un período creativo profundo y necesito abarcar la cocina y sumergirme en un mundo de especias, harinas y verduras.




Explico esto para pasar al motivo que nos importa: Los vaguitos estamos haciendo dieta nuevamente, y qué pasa??, que busco todas las formas posibles de no cocinar un huevo frito con picatostes encima. Mi mundo era una calabaza, diez calabacines, docenas de tomates, y centenas de hojas de lechuga, hasta que se convirtió en "Karabasuá", "Tarta de calabacín", "Gran ensalada tibia Vaguitos", y un montón de recetas "única vez" que acompañan nuestra dieta y enmascaran la palabra con la creatividad.






Debo reconocer que la semana pasada he preparado un tiramisú con la gloriosa receta de mi compañera de trabajo Juanita; ella cocina muy bien, doy fé, porque he probado su culinaria y tengo que decir que es buena buena, igual que el tiramisú que me recomendó. Bueno, a veces las dietas se cortan cuando uno tiene que ir a casa de amigos y comer un arroz negro, jejej... no podía ir con las manos vacías, sabrán comprender.




Lo cierto es que la dieta me mantiene en mi super peso, he bajado tres mil doscientos gramos (a qué parece más?), pero la idea es quintuplicar esa marca.



El deporte también hace, las diez escaleras de ocho escalones cada una que subimos y bajamos a diario varias veces nos moldean y endurecen, claro está, en mi imaginación porque tampoco se nota a la vista. Con lo que me cuesta llegar a la cima de mi casa y que no se note, es para llamar al Sr. Otis o Schindler y que nos instale urgente un remedio para esta causa, paso de seguir subiendo escaleras para adelgazar y que esos dos se rían de mí . El deporte, decía, es fundamental, nadamos dos veces al día en nuestra piscina marina y hacemos abdominales acuáticos, pero yo sé que si al salir de la playa tenemos que pasar obligadamente por Kanne Café a comprar el pan, la cosa no tiene efecto, motivo por el cual estamos intentando evitar la panadería, aunque mi Xavito suele decir: "noooo, es para las tostadas del desayunoooo, tranquilaaa".



El a las siete de la mañana ya bajó a sacar a los niños a hacer pipí (y popó), se ha dado su baño marino y ya se está pasando el factor 50 para volver al ataque, eso de ponerse la crema es una señal para decirme que me vaya a poner el bañador (no bikini), como comprenderan, y ¡¡al agua, que ya es hora!!, así que a por mi modelito y mañana más...

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