lunes, agosto 25, 2008

Mi primo el alto.

Edgardito, un grande, pero no por su tamaño, una criatura adorable de casi dos metros. Es mi primo, el hijo de mi tía Lidia, mi madrina, la que cocina la tarta de chauchas que más me gusta cuando en navidad la mesa llena de platos de todos colores y variedades.
Siempre fuimos primos de las fiestas, pero cada fiesta con él era una sorpresa.Tenemos una prima, Analía, que de pequeños era la reina de la fiesta, la que recitaba poesías con voz de niña adulta, en castellano y en inglés, la que cantaba con voz de Shirley Temple todas las canciones de moda y las populares. Claro, todos queríamos ser protagonistas en esas fiestas y parecer un poco artístas también, entonces él, en una de esas fiestas de mesas largas, cuando la gran artísta amenizaba a todas las tías, se clavó en el centro de la mesa y comenzó a cantar a los gritos, Camelia, Camelia, Cameliaaa, Camelia de mi corazónnnnnnnnnn.

A medida que crecimos siempre esperabamos sus chistes, sus salidas humorísticas y originales, una vez hasta mató a una alfombra y cantó un tango en plena calle el fin de año del 2000.

Ahora que estamos más grandes, tuvimos que soportar una serie de experiencias traumáticas que han sido menos agudas para mí gracias a él, cuando tuve que ir corriendo a Buenos Aires porque mi papá estaba a punto de mudarse a un piso en las nubes, mi primo Edgardito se ocupó de todos los detalles, me hizo sentir apoyada sin saberlo desde 12000 km.

Es un gigante entrañable, un anónimo porque quiere y un popular para los que lo quieren. Este es una pequeña cajita de bombones entre una montaña de choclate que el me regala sin saberlo.


1 comentario:

Edgardito dijo...

Ese hombre maravilloso,apuesto, inteligente,bondadoso y de infinidad de cualidades, que se nota pasaste por alto,para dar un sensaciòn de humanidad en este prohombre,debe ser proclamado, sin màs dilaciones como una deidad porteña y se deben levantar templos, para venerarlo como se merece.

Tu primo el alto