lunes, agosto 11, 2008

La elegancia del erizo



La elegancia del erizo de Muriel Barbery es otro de los títulos que recientemente hemos comprado en casa vaguitos. Un libro que defiende la función de salvadora que ejerce la lectura en las personas. Mi Xavito me insistía en que lo leyera, que me gustaría y realmente, me lo he bebido de un solo trago. Sus dos personajes protagonistas se alimentan de la lectura y de la cultura para intentar sobrevivir en un entorno donde son percibidos como extraños, y hasta a veces, invisibles. El relato se halla en el número 7 de la calle Grenelle, en una zona más que pija de París. Allí "conviven" vecinos de Puturrú, como suelo llamarle a la alta gama, entre los que se encuentran un malvado crítico gastronómico, familias burguesas, altos funcionarios, hijos de papás muy muy pijos... y una señora portera. Las protagonistas son la portera y la hija pequeña de un funcionario muy importante del gobierno francés. La primera se esconde bajo el disfraz de portera casi analfabeta, iletrada diría yo, viuda, que vive con su gato y que no se mueve del sofá, salvo para regar las plantas y barrer la entrada del edificio. La segunda, pre -adolescente e incomprendida por su familia. Su hermana mayor vive únicamente pensando en la moda y en encontrar un buen marido mientras filosofa sobre la literatura en la época medieval; su madre se gasta una fortuna en la consulta del psicoanalista para olvidar sus frustraciones y su padre las ignora a las tres por completo. Renée, la portera, pasa sus días complaciendo su hambre cultural leyendo y visitando bibliotecas; hablando con su amiga Manuela que limpia en las casas de sus vecinos y reflexionando sobre la vida. Representa el papel de portera inculta para protegerse, ya que cree que una portera culta y educada puede parecer muy extraño para los ricos. Paloma, la adolescente, está asqueada con su vida. Sabe que cualquiera que la oiga pensará "pobre niña rica", pero ella realmente se siente mal por saberse incomprendida por su familia. Quisiera poder hablar con alguien de sus inquietudes. Está decidida a suicidarse y a quemar el piso de su familia para darles un escarmiento. La llegada de un nuevo inquilino, el señor Ozu, un hombre japonés de basta cultura hará que se perciban la una a la otra y las ayude a buscar la belleza en las pequeñas cosas. Está salpicada con aportaciones filosóficas, y es que la autora es profesora de filosofía, que obligan a una lectura apacible; también la cultura japonesa es esencial en la trama, tanto por la actitud zen del señor Ozu, como el gusto de Paloma por los haikus y de Renée por las películas del director japonés Yasujiro Ozu. La elegancia del erizo es una novela deliciosa, suave y dulce, para mí ha sido como beberme una buena taza de chocolate caliente con miel antes de ir a dormir.

No hay comentarios: