
Bueno, ayer llegamos un poco tarde y no tenía ganas de ponerme a escribir, ahora que estoy calma haré memoria y les contaré lo sucedido.
Resulta que, como todas las tardes de verano, al volver del trabajo, mi xavito y yo nos vamos un ratito a nadar. Ayer, cuando íbamos rumbo a nuestra playa nos dimos cuenta que el mar estaba revuelto y decidimos caminar hacia el voramar buscando una playa un poco más limpia. En la escuela de vela vimos que no tenía tanto revuelto de todo y dejamos las toallas sobre uno de los bancos de cemento que hay alrededor, para no dejarlas sobre la arena. Intentamos meternos pero nos daba un pelín de asquito porque todas las algas del mediterráneo habían decidido estacionarse en esa playa. Decidimos irnos también porque nadar era una misión imposible. Cuando voy hacia las toallas, xavito se va un poco más a prisa hacia la otra playita para ver si había suerte mientras yo recogía nuestros dos trastitos. Llego al banco gris y había una abuelita, unos setenta años, y cuando voy a recoger mis cosas me dice:
- y tú ¿por qué dejas las cosas en este banco?, en este banco estamos mi marido y yo, es nuestro.
Mi paciencia con los abuelos suele ser magna y jamás me activaría en su contra, pero el tono que utilizó, no me inspiró ninguna ternura y le contesté.
-porque quiero...
-pero aquí estamos mi marido y yo.
-pero señora, cuando llegamos no había nadie sentado, y yo solo apoyé mis toallas.
-pero si ves que hay otra toalla es porque está ocupado.
-pero señora, el banco es grande y se supone que se pueden apoyar cosas aquí.
-pero estamos nosotros, ¡¡¡¡quítalas de aquí vamos!!!!
- no no no no no, el banco es público, yo no quito nada.
- el banco es mío
-señora, si me muestra la escritura le pediré perdón y me iré.
-tu lo que tienes que hacer es respetar a todos, yo respeto aquí y en cualquier país.
Esas palabras fueron las penúltimas que crucé con la señora ya que cuando metió lo del país y me dí cuenta que mis toallas eran extranjeras y ella una xenofóbica decidí no discutir más con una corta que lo que le hizo la edad es potenciarle la mala leche. Así que me fuí con mi xavito sin antes decirle mi última frase.
-Usted está mal señora, eso es lo que le pasa y aunque se lo explique en inglés, en valenciano, en castellano o en "argentino", jamás entenderá nada, usted es corta y mala persona. Adeu.
No se lo quise decir en catalán porque como ella era madrileña le hubiera resultado más difícil aún, pero si que tenía muchas ganas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario